Los avances tecnológicos aplicados a la fotografía han permitido que podamos llegar a ver cantidad de cosas que, en general, suelen escapar al alcance de nuestra visión natural.
La combinación de un cada vez mayor número de megapíxeles de resolución en las cámaras digitales con los zoom de los programas de visualización de los ordenadores, e incluso el interno de las propias cámaras, hace que podamos ser conscientes de cantidad de detalles que han pasado inadvertidos a nuestros ojos.
Un simple ejemplo: la fotografía de la portada de la catedral de Santa María la Real en Olite, Navarra, que acompaña al texto.
El abigarramiento de pequeñas esculturas que componen la portada gótica hace prácticamente imposible desentrañar todo su contenido in situ desde el suelo a pie de vista, pero aplicando el zoom hace que nos acerquemos a ella cual si estuviésemos subidos a un andamio a escasos centímetros de distancia para ver la riqueza de la obra escultórica con todo detalle (el racimo de uvas en particular fue algo que me llamó poderosamente la atención).
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