25 mar 2017

VS - VUELTAS DE TUERCA (PASADAS DE ROSCA)



Cuando hay algo que resulta y tiene éxito, siempre hay quien, a posteriori, intenta sacar provecho de ello, aunque tenga que realizar combinaciones cuasi imposibles por el camino.

En el campo del cine esto es algo muy corriente; nuevas versiones de películas exitosas, remakes y, sobre todo, los “VS", los versus, los “contra", donde se oponen y/o se mezclan personajes carismáticos de películas  que han tenido relevancia y gran eco mediático.


Así surgieron películas en las que, por ejemplo dentro del ámbito del cine de terror, se mezclaban Drácula con Frankenstein, el hombre lobo, o la momia.


Pero este campo no es algo exclusivo del cine occidental, en el cine oriental, que también cuenta con sus monstruos e iconos terroríficos propios, sucede algo semejante.


A modo de ejemplo tengo que comentar la última película que he visto de este aire, “Sadako vs Kayako”, en la que se entremezclan dos de los grandes éxitos del cine de terror oriental de los últimos tiempos que han trascendido al público mundial: 
“The Ring” y “The Grudge – El Grito”.



El resultado es penoso, sobre todo a nivel interpretativo; con lo buenas que son las películas originales este híbrido es de vergüenza ajena.


En palabras de un tío mío: “Como el vino aguado,  mezclar agua con vino y hacer de dos cosas buenas por separado, el agua  y el vino, una mala”. ¡Pues eso!


Consejo: Evitar su visión de todas la maneras.

18 mar 2017

ARDILLAS INVASORAS



Si me lo cuentan por anticipado me hubiese sido difícil creerlo.


Desde siempre yo había asociado el entorno natural de las ardillas con vegetación exuberante, árboles, bosques, pero, desde luego, nunca con paisajes subdesérticos o volcánicos, cual es el caso de Fuerteventura.

O sea que cuando me encontré con multitud de estos pequeños roedores por todas las partes de la isla, aluciné en colores y se me rompieron muchos esquemas.


La ardilla moruna actualmente residente en Fuerteventura es una especie invasora procedente de la cercana África, que se ha adaptado perfectamente a la morfología de la isla y que, al carecer de depredadores naturales, ha medrado de tal manera que ha llegado a convertirse en una plaga para el entorno y la fauna nativa.

En la actualidad se calcula que hay más de un millón de ejemplares de ardilla moruna en Fuerteventura adaptados a todos los hábitats de la isla, por lo que su erradicación es ya prácticamente imposible.

Si además tenemos en cuenta que dada su imagen “entrañable”, que hace que los turistas las alimenten de manera indiscriminada (es habitual verles con bolsas de cacahuetes dándoles de comer de la mano) y su “descaro” para con las personas (se plantan delante de uno en cualquier lugar a la espera de algo de comer), no es de extrañar que las ardillas vivan tranquilamente y no tengan ningún problema para su reproducción.


Pero, ¡ojo!, es que además son peligrosas por su mordedura ya que pueden propagar algunas enfermedades al ser humano, algunas verdaderamente graves.


Tan entrañables, pero… ardillas invasoras y peligrosas.


Más información en:

 
 






11 mar 2017

ISLOTE DE LOBOS



Lobos es una pequeña isla volcánica situada entre las islas de Lanzarote y Fuerteventura, a dos y ocho kilómetros de sus costas respectivamente, en el estrecho de la Bocaina en Canarias. Depende del Cabildo de Fuerteventura quien la tiene protegida bajo la denominación “Espacio Natural Protegido”.

Lobos debe su nombre a la abundancia de lobos marinos –foca monje- que se asentaban en la playa y las costas del islote, pero que fueron extinguidos por los pescadores de la zona que veían en ellos una competencia para la pesca.

El acceso a la isla está restringido pudiéndose únicamente visitar a través de una línea marítima que parte de Corralejo en Fuerteventura.

Una vez desembarcados en el Muelle, nos recibe un centro de atención a los visitantes en el que nos cuentan todo lo relacionado a la isla. A partir de ahí tenemos toda la isla a nuestra disposición exceptuando un par de lugares estrictamente prohibidos: el descenso al cráter del volcán la Caldera y la zona de las Lagunillas.
Dirigiéndonos hacia el occidente, a la izquierda, lo primero que nos encontramos es la Playa de la Concha o La Caleta, de arenas finas, blancas y aguas azules transparentes, a donde muchos visitantes van a pasar el día debido a su tranquilidad y posibilidad de disfrutar de la naturaleza virgen en la que se encuentra.



Un poco más allá nos encontramos con los restos de unas antiguas salinas que estuvieron activas hasta el siglo pasado. 


Continuando hacia el norte por un camino perfectamente delimitado –ya que estamos en zona de uso restringido- nos encontramos con un terreno volcánico con una vegetación exuberante y unos restos de lava cubiertos de líquenes rojizos que dan al paisaje un toque muy especial y atractivo. 

Enseguida nos topamos con un camino que nos conduce hacia el volcán la Caldera.
Si nos atrevemos a ello es posible subir hasta su cumbre por un sendero duro y exigente en cuanto a pendiente, aunque bien marcado.
Una vez arriba, desde el borde del cráter, se tienen unas vistas excepcionales de las islas vecinas, Lanzarote y Fuerteventura, así como de todo el islote y de la caldera volcánica invadida por el mar.
Merece la pena el esfuerzo del ascenso.


Seguimos hacia el norte, donde en su extremo nos encontramos con el Faro de Martiño hoy ya en modo automático.


A partir de ahí y descendiendo hacia el suroeste, hacia oriente,  a nuestra izquierda, iremos viendo algo que a mí me llamó poderosamente la atención, ya que no esperaba encontrarme con lagunas, marismas y humedales en una isla volcánica; incluso se trata de una de las zonas totalmente excluidas de la isla para su uso: Las Lagunillas.


Para terminar la vuelta a la isla llegamos a El Puertito, el único lugar con visos de civilización: tres casuchas y un minúsculo bar-restaurante, aunque, eso sí, al lado de unas pequeñas calitas de aguas azules y transparentes de llamar la atención.



El Islote de Lobos, una pequeña joya a descubrir que hay que visitar
 Vista desde Playa Blanca (Lanzarote)

* El mapa y la foto de la vista aérea están obtenidas de: https://navieranortour.com/barco-isla-de-lobos-fuerteventura/ el resto de fotografías están sacadas por mí.

5 mar 2017

TERRORES INFANTILES



Hay una etapa en la vida de muchos niños que se suele denominar “miedos o terrores infantiles”. Generalmente van siempre asociados con el miedo a la oscuridad y con la aparición de monstruos ficticios que los niños y niñas creen ver en sus ámbitos cercanos: bajo la cama, en los armarios de las habitaciones en las que duermen, en los rincones oscuros de pasillos o dormitorios…

El origen de los mismos es incierto aunque muchas veces está relacionado con cuentos que se les han contado, o con  imágenes que han visto y han reinterpretado de manera negativa y aterradora.

Yo fui uno de esos niños.

Durante un periodo relativamente corto, no mucho más allá de un par de meses, fui sujeto de terrores infantiles, y todo a resultas de la visión de una película. Me explico:

De chaval, con 6-7 años, mi amona me solía llevar los domingos por la tarde al cine a “Los Luises”, una especie de local parroquial en el que se proyectaban películas de todo tipo -vaqueradas, de romanos, de risa (Charlot, el Gordo y el Flaco, Abot y Costello), “españoladas”- pero también alguna que otra “de miedo”. 
Y fue precisamente una de estas, “El monstruo de la Laguna Negra, la que hizo surgir en mí los terrores infantiles.


Cartel original de la película "El monstruo de la Laguna Negra".
En aquella época, yo prácticamente todos los días iba a cenar a casa de mi amona que vivía en el cuarto piso de un edificio antiguo, con un portal oscuro, unas escaleras de madera con una iluminación escasa por las bombillas de poca potencia y que, además, tenía las escaleras de acceso a las buhardillas –sin iluminación-  al lado de la entrada a la casa de la amona. ¡Para qué más!

Yo presentía, me imaginaba, sentía, al acecho al monstruo del lago queriéndome atrapar con sus garras, surgiendo de las oscuridades, en cualquier esquina, de tal manera que era incapaz de subir por las escaleras, así que asomándome al portal llamaba a voz en grito a mi amona para que bajase a acompañarme a subir hasta el cuarto piso.

Ya digo que fue un periodo que duró un par de meses o así, pero que fue totalmente vívido para mí y muy desazonante además.
¡Y todo por una película!

De todas formas, y quizás precisamente por ello, desde entonces he sido, y soy un gran aficionado al cine de terror, ¡que además no me quita el sueño!
Así que el otro día cuando trasteando por Internet, me topé con la película en cuestión, “El monstruo de la Laguna Negra, no dudé en bajármela y la he vuelto a ver.

Hay que tener en cuenta que la veía indudablemente desde otra perspectiva completamente distinta -han pasado más de 50 años-, pero me ha parecido que el monstruo que me aterrorizó “no daba la talla” en comparación con los que he visto posteriormente en muchas otra películas, pero… los terrores infantiles, ya se sabe,  cosas de niños, ¡ya!