26 ene 2014

HUMO DE OLAS

Los que vivimos en localidades costeras -como es mi caso en Zarautz- estamos habituados  a ver los espectáculos que la mar nos brinda, sobre todo si acostumbramos a caminar por el malecón o el paseo marítimo hasta Getaria. Eso no quita para que sigamos asombrándonos por su potencial y energía.


Podemos ver grandes oleajes rompientes sobre las rocas, el mar llano y plano como la superficie de un plato, olas saltando por encima de las escolleras del puerto y atravesando el paseo hasta llegar a los bares y cafeterías del pueblo anegándolos de arena, espumas batidas por las olas de los vertidos de grasas de las embarcaciones que han atravesado nuestro litoral, mareas vivas en las que podemos observar el fondo marino que normalmente queda oculto a la vista del caminante y que nos permiten además entrar andando hasta el puerto, galernas en las que es necesario cortar la carretera de la costa ante el embate del mar…


Pero entre todos ellos hay un efecto que, sin ser especialmente espectacular, me suele llamar la atención y me gusta especialmente. Es lo que yo denomino “humo de olas”. Se produce por la conjunción de dos elementos: un fuerte viento del sur y olas altas de fondo de un par de metros o más. En estas circunstancias, el viento hace que al romper la ola, la espuma que se genera se eleve por encima del agua produciéndose un efecto de vapor de agua, de “humo” blanco, que persiste durante bastante tiempo y da un efecto de neblina sobre el oleaje y el mar.

Un efecto en verdad curioso.



En el montaje fotográfico se pueden ver algunos momentos del “humo de olas”, aunque al estar sacadas las fotos con mi mp4 de baja resolución no se aprecia muy bien el efecto.

18 ene 2014

KARRAKELAS

A veces las comidas familiares sirven para algo más que para pasar un buen rato alrededor de la mesa.
Y si no, que me lo cuenten a mí, que en estas pasadas fiestas, en la comida de Navidad en casa de mi hermano, me reencontré con un manjar que hacía más de 40 años que no había vuelto a degustar:
Las
karrakelas.
(Nosotros aquí las llamamos así por su nombre en euskera, pero también son conocidas como caracolillos o bígaros).
Y que conste que yo no fui el único en comentar el descubrimiento.


Fue como volver a nuestros años mozos, aquellos en los que los días de fiesta íbamos a San Sebastián a dar una vuelta, y al pasar por el muelle donostiarra (solo los turistas y foráneos lo llaman puerto) teníamos por costumbre comprar un cucurucho de karrakelas en la esquina de la cofradía de pescadores para hacer más llevadera la tarde.

Un cucurucho de papel en el que nos servían uno o dos vasitos de medida, según lo que se estaba dispuesto a gastar, y al que añadían el alfiler imprescindible para sacar de su concha el apreciado molusco y llevárnoslo a la boca. 

En esta ocasión no atacamos las karrakelas con alfileres, sino con palillos de madera, pero dio lo mismo, fue una vuelta al sabor a mar que se fijó en nuestros paladares adolescentes y que por unos momentos revivimos en la comida de Navidad.

11 ene 2014

FIGURITA DEL ROSCÓN 2014


Un año más, una figurita más para mi colección.

Y van 17 desde que me dio por comenzar a coleccionarlas, lo que supone 17 años de celebraciones familiares, de comidas y de roscones de Reyes, aunque éstas se remonten mucho más allá en el tiempo.

La de este año como se ve en la imagen es una simpática ranita en una postura un poco rara, pero para el caso da igual; como siempre, no impera la calidad del motivo, sino su cualidad de ser única, ya que hasta el próximo año no va a haber otra que amplíe la colección.

Parece que las figuritas del roscón van camino de convertirse en una tradición en los post de este blog, pero mientras sigamos celebrando la fiesta de Reyes en mi casa, y sigamos dándole al roscón de postre, esto tiene visos de continuar por muchos años más.

4 ene 2014

REGALOS DE NAVIDAD

En Navidades tenemos muchos días con excusas plausibles para regalar a nuestros seres queridos (Papa Noel, Santa Claus, el amigo invisible, Olentzero, los Reyes Magos).

Quizás, a la hora de pensar en el qué comprar, nos vendría bien haber leído el siguiente artículo:

“Hacer reír a alguien a carcajadas. Leer un libro del tirón. El olor de tu comida favorita al llegar a casa. Mirar como llueve a través del cristal. Poner su canción favorita. Encontrarse con un viejo amigo. Mirar fotos viejas en la sobremesa. Contar a tus hijos cosas de cuando eran pequeños. Buena música para cocinar. Que vuelvan a casa unos días.

Una hora de atención, sin mirar el reloj ni el móvil, a alguien que te cuenta algo. Una historia, una anécdota, un recuerdo o algo que suponga dar tu tiempo a alguien. Enseñar a hacer algo a un ser querido. Ayudar en casa, sin esperar a que telo pidan. Perder el miedo a dar abrazos. Descubrir a tus hijos Cinema Paradiso o cualquier película clásica. Mejor si es de Katherine Hepburn.
Alabar la comida, la decoración, las flores, el vestido, el aspecto de alguien. Dar las gracias a desconocidos. A quien te sirve, el café, mantiene abierta la puerta, te cede el paso o espera a que aparques para pasar. Cosas viejas con denominación de origen. Juguetes de tu infancia, libros desempolvados, discos que te marcaron.

Una carta escrita a mano con eso que sientes y nunca le dices. Una pajarita de papel. Un dibujo mal hecho. Masajes, caricias, mimos o cualquier otro regalo hecho con las manos. Besos indiscriminados a hijos, padres, suegras, primos y otros animales. Una frase bonita en una nota, en una puerta, en el espejo, el salpicadero del coche o la mesa de la cocina. Sonreír mucho.
Los mejores regalos no están en las tiendas”.

Articulo escrito por Guille Viglione en la columna “Plaza de Gipuzkoa” del DIARIO VASCO, el 22-12-2013.