31 jul 2013

SOMBRAS Y LUZ



En el paseo marítimo de Playa Blanca (Lanzarote), en dirección hacia el faro de Pechiguera, hay unos cuantos veladores en los que, dependiendo de la hora y la inclinación solar, se producen vistosos juegos de luces y sombras que me llaman poderosamente la atención, y que no me suelo resistir a fotografiar. 

Vayan, pues, unas cuantas imágenes a modo de ejemplo.





26 jul 2013

MORBO

En casa tenemos la costumbre de comprar todos los días el periódico EL DIARIO VASCO. Pues bien, hoy no hemos podido. Esta mañana he recorrido ocho establecimientos de venta de prensa y no lo he hallado en ninguno: todos los ejemplares vendidos.

¿Por qué? Por el morbo que ha producido el accidente ferroviario de Santiago de Compostela y su repercusión en todos los medios.

Y que no me digan que no ha sido por eso; “Por lo del tren”, era el comentario general, a la pregunta de a qué se debía la falta de diarios.

Eso de poder tener entre las manos crónicas del tipo “Me encontré rodeado de muertos”, “¡Iba a más de 190 km por hora!” o “Todavía quedan 38 cadáveres sin identificar” , y sobre todo las mil y una fotos de accidentados sangrantes, cadáveres cubiertos de mantas y hierros retorcidos de los vagones del tren que las acompañan, tienen morbo y eso atrae a muchísima gente: esa misma gente que, por lo demás, no lee un periódico en su vida, a no ser que traiga “noticias” como la del tren de Santiago, y que en esos días señalados por la tragedia son los primeros en acercarse al kiosko a por la prensa, a por su ración de morbo.

Seguramente mañana volverán a sobrar ejemplares del periódico y tendrán que devolverlos -como casi todos los días-, pero será porque los diarios habrán vuelto a la normalidad con sus historias de politiqueos, recortes, recesiones y chanchullos económicos. Pero eso no inflama el ánimo a los morbosos ni les abre la cartera para comprar la prensa.

 P.D. Mi más sentido pésame y mi solidaridad para con las familias de las víctimas de este trágico accidente.

20 jul 2013

DE VUELTA DE LANZAROTE

De nuevo en casa tras dos semanas de vacaciones en Lanzarote, la isla de mis amores. Nada como irse para allí para relajarse del pasado curso escolar y de la vida habitual desconectando de todo; ni periódicos, ni Internet, ni tele, sólo paseos, sol, piscina y bañitos, lecturas, visitas, terrazas…, vamos, algo semejante a estar aislado de toda la vida cotidiana.


Hemos estado en Playa Blanca, nuestro lugar habitual de destino en Lanzarote desde que lo descubrimos hace varios años ya. Hacía cuatro años que no íbamos y lo hemos encontrado un poco más bajo como consecuencia de la tan traída y llevada recesión económica (mucha construcción parada, cada vez más establecimientos cerrados y además un menor ambiente de gente en terrazas y chiringuitos) pero para nuestro plan de vida vacacional sigue estando perfecto (el paseo marítimo desde la Playa de las Coloradas hasta el faro de Pechiguera de alrededor de 12-14 km no tiene precio para nuestras marchas mañaneras!).


Por lo demás Lanzarote me sigue fascinando por sus paisajes y sus sitios. Como cada vez que vamos alquilamos coche para movernos por la isla ( y ya va por la octava vez, si mis cuentas no me fallan), cada vez es más difícil encontrar nuevos sitios para visitar y ver, pero haberlos haylos como las brujas en Galicia, y en esta ocasión además de repetir Timanfaya, La Geria y el tradicional mercadillo dominical de Teguise, hemos descubierto Playa Quemada, un lugar muy tranquilo con un par de playas negras de piedra volcánica, muy poco frecuentado y relajador; el mirador de Guinate, que tiene unas vistas impresionantes de La Graciosa, el archipiélago Chinijo y Famara, (y gratis total, no como el cercano Mirador del Río, por el que hay que pagar una pasta al Cabildo), la pena fue que cuando fuimos estaba muy cubierto de nubes por los vientos alisios que suelen afectar la zona. 
 


Finalmente la que a nivel popular se llama “la casa de Omar Sharif” también conocida como Lagomar en Nazaret, una casa-museo manriqueña con una historia muy curiosa que ya comentaré en otra ocasión.

Y para terminar, lo típico: las compras de colonias y de vino blanco lanzaroteño (¡rico, rico!, que diría nuestro paisano Karlos Arguiñano).

Ahora, de vuelta, en casa a seguir disfrutando de las vacaciones, que todavía quedan!