27 may 2018

PRÁCTICAS


Todos sabemos que el entrenamiento es una parte fundamental para el rendimiento de los deportistas. No hace falta ser un atleta o un futbolista de élite para tener un plan de entrenamientos si se quieras estar a punto y en forma.

Pero esto no sólo en el plano deportivo. También se podría –debería- aplicar al resto de las profesiones.
Es cierto que en la mayoría de ellas una vez logrado superar el proceso aprender-practicar-ejecutar no existe una necesidad implícita de continuar mejorando continuamente: no me veo a un carnicero, por ejemplo, haciendo prácticas diarias para mejorar el corte de un solomillo, o a un barrendero estudiando nuevas técnicas para agarrar una escoba.

Pero hay algunas profesiones en las que la puesta a punto y el estar actualizado es completamente necesaria, ya que están en juego vidas humanas.

Me estoy refiriendo en concreto a los bomberos y a los miembros de los servicios de socorrismo y salvamento (Cruz Roja, DYA…).

Aquí, en Zarautz, paso a diario junto al cuartel de bomberos y prácticamente todas las semanas me encuentro un par de días con que están realizando en la explanada de sus instalaciones algún simulacro de prueba (corte de troncos con sierra, utilización de escalas mecánicas, descerrajamientos de vehículos, extinción de fuegos de diferentes clases con espumas, agua…) que les ayude a estar a punto para lo que pueda suceder en cualquier momento.

Otros a los que suelo ver de vez en cuando es a los miembros de la Cruz Roja del mar. Suelen andar entrando y saliendo del pequeño puerto del pueblo, maniobrando para coger práctica de cara a intervenciones marítimas tanto en la playa como en la costa circundante.
Y es que, viéndoles, me dan seguridad y respeto.

20 may 2018

LAS BATALLAS DEL ABUELO (12) La caída del Topo


Como a finales de los 60 en Rentería no había Instituto de bachillerato, teníamos que ir a Donosti a estudiar, en mi caso al Instituto Peñaflorida. Para ello no nos quedaba otra opción que utilizar el Topo. Cuatro viajes al día durante los nueve meses lectivos; sacad la cuenta y da de sí para anécdotas varias.

Lo que narro a continuación más que una anécdota pudo llegar a tener visos trágicos:
Con nuestros 13-14 años éramos varios –alguna chica incluída- los que nos dedicábamos a saltar del Topo en marcha antes de que éste parase en las estaciones, aprovechando la reducción de la velocidad del ferrocarril. Es más, yo –y algunos otros conmigo- llegamos a bajarnos en marcha a la altura de la curva de la  iglesia de la Sagrada Familia en Amara, prácticamente enfrente del Insti al que íbamos a estudiar.

Teníamos a nuestro favor la inconsciencia adolescente y la falta de miedo –que no respeto- para con nuestro amigo el Topo.
Pero… (siempre hay un pero en estas historias) en un ocasión, un mediodía, llegando a la estación de Rentería, disputando el puesto para saltar en marcha con otros como yo, una chica me dio un empujón y caí rodando al andén introduciéndome bajo el tren junto a las vías.
En un acto reflejo cerré las piernas y extendí el brazo derecho que sujetaba mi cartera con los libros a lo largo de mi eje corporal sobre mi cabeza y me arrimé lo más posible a la base de cemento del andén alejándome del raíl por el que circulaba la máquina.
Por un momento intenté levantar la cabeza para ver mi situación pero el borde inferior de la máquina me la rozó, por lo que tuve que agacharme quedándome totalmente inmóvil mientras veía las ruedas pasar hasta que el Topo paró completamente.

Alguien –creo que un joven- me cogió del muslo y de la espalda y me sacó de un tirón por el reducido espacio entre el vagón y el andén, y salí disparado del lugar antes de que nadie empezase a hacer preguntas o tener que dar explicaciones.

Después de comer –todavía la noticia no había llegado a casa, aunque luego ¡llegó!, cómo no!- volví a la estación y cogí el Topo para ir a las clases de la tarde pensando en que habría algún inspector –“pica”- que seguramente me echaría la gran bronca, pero no, las únicas repercusiones de mi caída a las vías del Topo las tuve en casa, de parte de mi madre. Pero eso es ya otra historia.

13 may 2018

RECICLAJE DECORATIVO


Nos machacan con el tema del reciclaje. Hay que separar los restos que originamos en nuestras casas para, una vez clasificados, bajarlos a reciclar a los contenedores apropiados, cada uno de su color.

No voy a protestar. Es más, soy de los que abogan por el reciclaje selectivo y además soy un activo de ello.

Y es que además el resultado puede tener connotaciones decorativas.

Lo que vengo a comentar hoy es que cada vez es más frecuente encontrarse en nuestro alrededor con materiales reciclados con un toque, llamémoslo, decorativo.

 
Un par de ejemplos:


1.- Durante una estancia en diciembre, en Málaga, me encontré con que en el pueblo de Mijas todos los adornos navideños de plazas, jardines, avenidas… , especialmente los árboles de Navidad, estaban realizados con materiales reciclados (botellas de plástico de agua, tapas de latas, chapas, incluso telas y recortes).


2.- Hace un par de semanas que volví de Ibiza y allí en San Antoni, donde me alojaba, en su paseo marítimo se halla un parque-jardín en el que se encuentran varias esculturas realizadas con materiales reciclados.

Quizás este tipo de realizaciones tengan un componente “artístico”, pero no voy a ir por ahí ya que algún familiar experto en el tema podría montarme un “auto de fe” para llevarme a la hoguera por mis declaraciones.

O sea que, a reciclar, y en la medida de lo posible, a hacer con los materiales reciclados obras agradables para su visión.

6 may 2018

DE PERROS, DUEÑOS, CARTELES Y CAC...

Recién llegado de Ibiza, me traigo entre otras muchas fotos, una que me llamó la atención.

Se trata de uno de los muchos carteleles situados a lo largo del paseo marítimo de Sant Antoni de Portmany en el que se recomienda y previene sobre la recogida de excrementos de los perros en la vía pública.

El cartel es "simpático" en cuanto a la imagen, lo que no quita para que la amenaza de multa en caso de contravenir las indicaciones que lo motivan sea evidente.

Este cartel no es el único que tengo fotografíado.
Es más, incluso publiqué un post en este mismo blog sobre la campaña que el Ayuntamiento de Zarautz hizo sobre este mismo tema allá por 2010 (ver blog).

De todas formas, en el fondo, sigo pensando lo mismo: la recogida de los excrementos de los perros por sus dueños no es cuestión de carteles sino de educación y de responsabilidad para con el resto de los ciudadanos. 

Ya nos podemos empeñar en diseñar campañas en todos los medios, carteles bonitos visualmente y demás, para concienciar a los dueños de los perros que, si estos no se dan por aludidos o pasan del tema, estamos avocados al fracaso y a seguir evitando pisar por nuestras calles las cacas de los perros no recogidas.