21 jul 2018

FOTO POESÍA


Poesía: OSCAR HAHN ("Los espejos comunicantes")
Fotografía y montaje: Jokin Izar

14 jul 2018

LA ESCUELA DE LA SEÑORITA MIKELI

Colegio en los bajos de Alaberga


Foto recuerdo del curso 63-64



Para muchos de los que vivíamos en Alaberga y alrededores, el colegio de la señorita Mikeli fue nuestro primer contacto con la educación reglada. Hacíamos allí lo que hoy en día equivaldría a la educación primaria, y luego nos enfocaba hacia estudios superiores como el bachillerato elemental o las escuelas de artes y oficios de la época.

Se trataba de un caso curioso en la educación, ya que era un colegio privado pero no estaba regido ni por monjas ni por frailes. Lo dirigía una única maestra que comenzó primeramente dando clases en su propia vivienda para pasar a continuación a un local de los bajos del barrio en el que reunía a todos sus pupilos creando así un aula de colegio.

Y lo más curioso de todo: se trataba de un colegio mixto, algo casi impensable para aquellos tiempos; niños y niñas de varias edades estábamos todos juntos en la misma aula –el equivalente a una escuela unitaria actual-  cuando aún se seguían discriminando a los alumnos por su sexo.
En el barrio también teníamos “las públicas”, las escuelas del Estado en las que los niños iban por un lado y las niñas por otro, y el colegio de los frailes, Telleri Alde, exclusivamente para alumnado masculino.

La señorita Mikeli (Micaela para muchos) era el alma del proyecto educativo, basado principalmente en el enfoque individualizado y la Enciclopedia Álvarez para imbuirnos de los primeros conocimientos que luego serían necesarios para nuestras posteriores vidas.
Más que una maestra, muchas veces funcionaba como una segunda madre, lo cual no quitaba para que en muchas ocasiones nos diese con la regla por mor de mantener la disciplina.

En lo referente a normas del colegio, cabe decir que todos sus alumnos íbamos “uniformados”, o algo semejante, ya que era de uso obligatorio el guardapolvos, o bata negra, con ribetes rojos en mangas, cuellos y bolsillos, tanto para niños como niñas.

Las clases se desarrollaban en el local de los bajos y solíamos salir al recreo al patio trasero del bloque de casas, o nos quedábamos frente a él jugando sobre la calle Viteri.

La señorita Mikeli estaba casada, y su marido –el señor Luis, que trabajaba en RENFE- solía echarle una mano por las tardes, en lo que llamaban “las particulares”. No tenía hijos propios, aunque seguro que así nos consideraba, casi, casi, a sus alumnos y alumnas.



Nota: Lo relatado se basa en mis recuerdos (los cuales van fallando con el paso del tiempo). Cualquier rectificación, precisión o comentario serán bienvenidos.

Fotos escuela de Javier Recuerda Reina.

7 jul 2018

EL REVERSO DE LAS FOTOS


Hubo un tiempo en el que las fotos no se concebían más que impresas en papel fotográfico (tipo cartulina pero con ínfulas y brillo).

Además de la imagen que aparecía en el frontal de la foto, el reverso lo solíamos utilizar para escribir, a mano, datos varios relativos a la fotografía en cuestión como la fecha, el lugar o quienes aparecían en ella.

Hoy en día, dado el auge de la fotografía digital, nuestras fotos tomadas con cámaras digitales, teléfonos móviles y smartphones, tablets y demás, la fotografía en papel está cada vez más reducida.

Yo, siendo aficionado a la fotografía, y sacando muchas fotos, reconozco que paso muy pocas de ellas a papel; a lo sumo suelo mandar imprimir álbumes de fotos de vacaciones.

Por ello, el reverso de las fotos es algo que sólo puedo ver en álbumes antiguos de las fotos en papel que tengo por casa.

Sin embargo, me suelen quedar ganas de escribir unos apuntes en lo que sería el reverso de muchas de esas fotografías digitales que suelo sacar, tal como lo haría si fuesen fotos analógicas.

Voy con algunas de ellas.



Tengo la suerte de que mi casa da al oeste y tiene unas vistas bastante despejadas dentro de lo que cabe.
Esto hace que muchos días las puestas de sol suelan resultar espectaculares. Tanto es así que, de manera regular, suela tirar de cámara para registrarlas e irlas guardándolas en una carpeta ad hoc que tengo en el ordenador.
En la foto una vista de diciembre de 2013.


He localizado en un jardín público, al lado de mi barrio, un álamo blanco en cuya base del tronco de vez en cuando suelen aflorar unas setas. 

El problema para fotografiarlas estriba en que, al tratarse de un lugar muy transitado, enseguida suelen aparecer deshechas, pisadas o aplastadas (¡falta de educación ecológica!), por lo que el sacar una foto suele ser cuestión de mucha suerte.
Tras la foto de este pequeño pajarillo que parece estar posando, hay casi tres semanas de seguimiento y espera hasta conseguir la foto que se muestra. Se trata de un ave que acostumbra a posarse sobre las ramas secas de las flores de varias yucas que se encuentran en el Golf de Zarautz junto a la pasarela peatonal sobre las dunas. Al ser muy asustadiza y nerviosa, y con el trasiego de personas por las inmediaciones, cada dos por tres, cambiaba de rama o se alejaba sin llegar a dejarme fotografiarla. Pero como dice el refrán: “quien la sigue y la persigue, la consigue”. Y así fue.



Esta foto podría llamar la atención -dentro de lo normal en la fotografía de insectos- si no fuera porque se trata de una clase de insecto que sólo he visto en un lugar concreto y determinado  de Canarias: en los aledaños de Las Coloradas en Playa Blanca (Lanzarote), en el mismo jardín y con una diferencia de un año desde la visión anterior que no pude fotografiar.

¡Dos veces, en dos años y en el mismo sitio! Curioso.