Aunque
parezca mentira en nuestros jardines es muy común encontrarnos con plantas
venenosas o tóxicas, tanto para nosotros los humanos como para nuestros
animales. Algunas de ellas, muy conocidas, incluso están oficialmente no recomendadas
para su uso en jardinería, pero da igual, al ser de flores bellas y bonitas se
siguen plantando.
A modo
de ejemplo: en un radio de unos 150 metros alrededor de mi casa en los jardines
se encuentran tres de las más comunes, las adelfas
(¡frente a la escuela pública!), las hortensias
y los tejos.
En los
jardines del pueblo además hay algunas otras, pero es algo tan habitual en
jardinería, que lo raro es que no haya algún suceso de intoxicaciones.
La adelfa
La adelfa (Nerium oleander) , conocida
popularmente como el laurel rosa o laurel de jardín es una planta muy tóxica
que a pesar de las recomendaciones de las autoridades y expertos, muchas
personas aún utilizan de forma ornamental en sus jardines debido a su llamativo
colorido.
La intoxicación más habitual es por el consumo de sus flores
aunque también puede darse por la inhalación del humo en la combustión de
cualquiera de las partes de la adelfa. En muchas ocasiones sus hojas, se
confunden con las hojas de eucalipto y pueden provocar una intoxicación cuando
se ingieren en infusiones.
Los síntomas de esta intoxicación se resumen con problemas
gastrointestinales, vómitos e incluso heces sanguinolentas. Además, si el
proceso es muy grave, también puede provocar vértigos, disnea, convulsiones e
incluso paradas cardíacas.
Los vascos tienen un nombre más preciso que indica su
peligrosidad: Heriotzorria, o
sea, hoja de la muerte.
La hortensia
La hortensia (Hydrangea)
es una planta ornamental muy común en nuestros jardines. Se presentan en forma
de arbusto y pueden llegar a medir hasta 3 m de alto. Las hortensias producen
inflorescencias desde el inicio de la primavera hasta finales del otoño que se
encuentran agrupadas en ramos en el extremo de los tallos.
Tanto las flores como las hojas son tóxicas. El problema son
los componentes que incluye, como la hidrangina y las saponinas, que combinados
pueden producir ácido cianhídrico, un pariente del cianuro.
Los síntomas van desde diarrea, vómitos y dolor
abdominal hasta falta de coordinación leve.
Una pequeña dosis puede causar vómitos y fuertes dolores de
estómago, pero en cantidades mayores pueden llegar a paros cardíacos o a la
muerte.
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El tejo
El tejo (Taxus baccata) es un árbol relacionado con
la familia de las coníferas sumamente venenoso en todas sus partes. Debido a su
adaptación al frío, y a su poca necesidad de riego, es un tipo de planta que se
utiliza con relativa frecuencia en entornos urbanos de forma ornamental o para
dividir las lindes de las urbanizaciones o las fincas y en cementerios. Está
protegido en gran parte de España.
Es una especie de árbol muy atractivo y de gran porte, que
alcanza con facilidad los 20 m
de altura. De follaje intensamente verde, desde la distancia puede dar la
impresión de ser incluso negro. Por eso destaca tanto su fruto llamado arilo,
de un atractivo color rojo.
El tejo es un árbol básicamente venenoso, y como tal ha
sido utilizado desde tiempos inmemoriales: para envenenar, o para curar. Su
veneno es un conjunto de alcaloides, tóxico, denominado taxina, y se encuentra en
prácticamente todas las partes del árbol. En todas, excepto en el arilo, para
que los pájaros puedan comerlos y así transportar las semillas.
Es considerada una de las plantas más venenosas de España
porque la taxina es un alcaloide que puede resultar mortal y produce
convulsiones, hipotensión y otros graves síntomas a quienes lo ingieren como
vómitos, náuseas o intenso dolor abdominal.
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