LA HUERTA EN EL BALCÓN

Allá por primavera se publicitó y ofertó en Zarautz un cursillo que, bajo el título de “La huerta en el balcón”, pretendía dar a conocer este tipo de horticultura, cada vez más en boga, sobre todo en medios ecológicos urbanos. Las especies más indicadas para el cultivo, cómo prevenir las plagas y los insectos, abonos naturales, tiestos, jardineras y recipientes… eran parte de los temas a tratar en el susodicho cursillo de iniciación hortícola casera.

En su momento me llamó la atención y me hizo cierta gracia, pero lo dejé pasar y ahí quedó zanjado el tema para mí, que lo más que he llegado a cultivar en el balcón de mi casa ha sido una planta de fresas en un tiesto, hace ya muchos años, para conseguir únicamente tres o cuatro pequeñas fresillas.

Pero parece que alguien si que lo realizó, o por lo menos se animó a llevar a la práctica esta nueva forma de creación de huertas en los balcones; si no, no hay más que ver la buena pinta que tienen los tomates cultivado en el balcón de la fotografía.

TRAVIESAS

Algo deben de tener las antiguas traviesas de madera que, una vez retiradas de su labor de sustentación de los raíles del ferrocarril, siguen siendo reutilizadas para los más diversos usos. Parece que se resisten a abandonarnos.

Una de sus reutilizaciones se ha planteado desde un punto de vista artístico, sirviendo de base a esculturas y obras colocadas tanto en lugares públicos abiertos como cerrados. Su máximo exponente es el artista vasco Agustín Ibarrola que las ha empleado en muchas de sus composiciones.



Sin embargo, aquí en Zarautz se han utilizado con otro objetivo: desde hace unos años las traviesas de madera han servido de base a un camino que recorre el espacio protegido de las dunas litorales que tenemos al final de la playa, y para crear el vallado que separa dicho camino de las dunas propiamente dichas.

Finalmente las traviesas parece que cambiaron su objetivo y razón de ser; pasaron de sustentar las vías del tren a camino para las personas. Lo que parece cierto es que terminarán ahí, ya que se van deteriorando por el salitre y los elementos.

A mí también me han servido de base para realizar unas cuantas fotos artísticas como la siguiente:

MÚSICA EN LA CABEZA

¿A quién no le ha sucedido alguna vez? Se te mete la música de una canción en la cabeza y ahí te ronda una y otra vez, dándote mil y una vueltas, sin podértela quitar de la mente y tarareándola cada dos por tres. Pues eso es lo que me está pasando a mí.

No sé si será por el eco de ritmo casi hipnótico de la guitarra o por la voz ronca del estribillo, pero el caso es que llevo con la canción “Closer” del grupo americano Kings of Leon varios días en esa tesitura.

Como además la canción es “todo un temazo” en palabras de mi hija, la dejo aquí advirtiendo de lo que puede pasar al que la escuche.