25 feb 2018

PERCEBES BLANCOS

Los que vivimos en un pueblo costero estamos acostumbrados a ver en la playa todo tipo de restos que el mar arroja en su orilla.
Y cuando digo de todo, es que suele haber “de todo”; cosas verdaderamente increíbles que hacen que muchas veces alucines en colores ante lo que se encuentra en la arena, pero de eso hablaremos en otro momento.

En esta ocasión quiero comentar algo que suele ser bastante habitual por estas costas y que desde hace mucho tiempo me ha llamado la atención. Son los que yo denomino percebes blancos”.

Esta variedad de crustáceos (yo creía que eran moluscos hasta que me he puesto a indagar sobre el tema) suelen aparecer en la playa, generalmente en época de temporales, arrojados por las olas a la arena, sobre una multitud de soportes flotantes distintos (ver fotos).

Siempre me había resultado sospechoso que no hubiese nadie que se dedicase a recogerlos, teniendo en cuenta el alto precio que tienen los percebes en el mercado, pero parece ser que en realidad estos percebes blancos tienen muy poco valor gastronómico; son comestibles pero sin calidad.



Así pues, me he puesto a investigar un poco el tema y, además de aprender una nueva palabra que desconocía -sésil-, he encontrado información muy interesante sobre estos crustáceos tan raros-habituales. La dejo a continuación:

Percebes nómadas

Cuando hablamos de especies sésiles al referirnos a animales que están fijos a un sustrato, podemos pensar en una situación en la que el organismo permanece siempre quieto en un mismo lugar, aprovechando por ejemplo las corrientes marinas para obtener los nutrientes que necesita. Es el ejemplo típico de los percebes y de casi todos los cirrípedos (bellotas de mar, etc.)

En realidad no es completamente cierto, puesto que las larvas de estos animales son nadadoras y en sus desplazamientos hasta encontrar un lugar adecuado para asentarse, pueden recorrer largas distancias. Pero además sésil no implica necesariamente "fijo en el mismo lugar", sólo implica que el animal está fijado a un sustrato, pero ¿si es el sustrato el que se mueve? ¿si esa forma de vida "sésil" consiste en no detenerse nunca? ¿si quedarse quieto estando inmóvil, llegar a la orilla, representa la muerte?
Esa estrategia de vivir en la corriente, es la adoptada por una parte de los cirrípedos, unos crustáceos sésiles que conocemos como percebes falsos.

Con las mareas de invierno, con las marejadas, arrastrados por el viento, aparecen pegados a maderas, plásticos y otros objetos flotantes, algunas especies viajeras de entre los que destacan los percebes falsos o percebes aguarones (Lepas anatifera). Se distinguen fácilmente por las cinco piezas que forman la "uña", pero sobre todo por su modo de vida sésil pero nómada, llevados por la corriente mar adentro, fijos a la deriva” (*)





1 comentario:

Anónimo dijo...

miau