EN LAS FUENTES DE ARENA

No es la primera vez –ni será la última- que se asoma a este blog un artista multidisciplinar, Emilio Varela Frojan.
En esta ocasión es su poesía la que ha sido reflejada en un montaje realizado por José Antonio Pizarro, profesor de Universidad y doctor en Arquitectura, quien ha unido las poesías de Emilio de su premiada obra “En las fuentes de arena”, con imágenes de varios artistas, incluso de alguno de sus edificios, sobre un fondo sonoro que da empaque al resultado final, el cual se puede ver a continuación.

OLAF, EL VIKINGO

Hace ya muchos años que no veo publicadas las tiras de “Olaf el vikingo”, un personaje que me gustaba mucho, pero el otro día, trasteando entre carpetas, me encontré con unos recortes de periódicos que tenía guardados. Tras pasarme un rato divertido releyendo sus aventuras y desventuras, me animé y escaneé algunas de ellas. El resultado se puede ver a continuación.

FUGAZ

Hay momentos en los que capto el significado profundo de algunas palabras. Y eso me ha pasado hace un momento.

Estaba tranquilamente sentado en casa, con el portátil, cuando al levantar la vista me fijé por un momento en los álbumes de fotos que tenemos en una estantería de la sala, y…¡zas!, me vino a la memoria un instante fugaz sucedido en uno de mis viajes.

Por un momento, visualmente, me encontré en México, en la selva de Yucatán, en Cobá, viendo como una pequeña mariposa negra y roja se posaba sobre la bolsa de una de las turistas que caminaba a mi lado en dirección a las ruinas mayas que íbamos a visitar.

Fue un ver y no ver, un destello de color al sol, un gesto de asombro, un intento de tirar de cámara fotográfica para sacarle una foto…, pero en vano. La mariposa emprendió inmediatamente el vuelo y se perdió en la espesura de la vegetación selvática.

La visión de la mariposilla duró unos escasos segundos; fue realmente fugaz.
Fugaz, en el sentido literal de la palabra, pero perenne en el personal, ya que ese momento ha quedado grabado para siempre en mi memoria.

MÚSICA Y LITERATURA

A la hora de leer, me he encontrado con que algunos autores utilizan el recurso de la música como referente y, a veces, como parte principal del desarrollo e hilo conductor de sus relatos. Canciones muy concretas -en algunos casos-, y referencias genéricas muy especializadas en otros como fondo sonoro a la acción que se desarrolla en el libro, forman una parte muy importante de la trama de sus historias.

Hay dos autores en especial que remarcan notoriamente la utilización de canciones en su trama novelística: Stephen King y Haruki Murakami.

En el caso de Stephen King, no hay prácticamente un solo relato, de los cientos que ha escrito, en la que no aparezcan referencias a canciones, con sus títulos y cantantes, en su mayoría de corte rockero; incluso varios de ellos giran alrededor de algunas de esas canciones llegando casi, casi, a constituirse en protagonistas de dichos relatos.

El de Haruki Murakami es otro caso de referencias musicales por excelencia; no en vano el autor regentó un bar de jazz en Tokio. Incluso una de sus mas grandes novelas lleva el título de una canción de los Beatles: “Tokio Blues, Norwegian Wood”.

En su última novela, “1Q84”, un elemento muy importante de la trama es una canción, la Sinfonietta de Janácek, que reconozco no haber conocido hasta la fecha, pero que, movido por la lectura de la obra de Murakami, me ha empujado a navegar por Internet para llegar a poder oírla. No soy aficionado a la música clásica, pero he de reconocer que no está mal; se puede oír.

Dejo un vídeo de la Sinfonietta de Janácek para quien quiera comentar el tema. Quizás la música guste más o menos, pero el libro “1Q84” es altamente recomendable. ¡Palabra!