En Navidades tenemos muchos días con excusas plausibles para regalar a nuestros
seres queridos (Papa Noel, Santa Claus, el amigo invisible, Olentzero, los
Reyes Magos).
Quizás, a la hora de pensar en el qué comprar, nos vendría bien haber leído el siguiente artículo:
Quizás, a la hora de pensar en el qué comprar, nos vendría bien haber leído el siguiente artículo:
“Hacer reír a alguien a carcajadas. Leer un
libro del tirón. El olor de tu comida favorita al llegar a casa. Mirar como
llueve a través del cristal. Poner su canción favorita. Encontrarse con un
viejo amigo. Mirar fotos viejas en la sobremesa. Contar a tus hijos cosas de
cuando eran pequeños. Buena música para cocinar. Que vuelvan a casa unos días.
Una hora de atención, sin mirar el reloj ni
el móvil, a alguien que te cuenta algo. Una historia, una anécdota, un recuerdo
o algo que suponga dar tu tiempo a alguien. Enseñar a hacer algo a un ser
querido. Ayudar en casa, sin esperar a que telo pidan. Perder el miedo a dar
abrazos. Descubrir a tus hijos Cinema Paradiso o cualquier película clásica.
Mejor si es de Katherine Hepburn.
Alabar la comida, la decoración, las flores,
el vestido, el aspecto de alguien. Dar las gracias a desconocidos. A quien te
sirve, el café, mantiene abierta la puerta, te cede el paso o espera a que
aparques para pasar. Cosas viejas con denominación de origen. Juguetes de tu
infancia, libros desempolvados, discos que te marcaron.
Una carta escrita a mano con eso que sientes
y nunca le dices. Una pajarita de papel. Un dibujo mal hecho. Masajes,
caricias, mimos o cualquier otro regalo hecho con las manos. Besos
indiscriminados a hijos, padres, suegras, primos y otros animales. Una frase
bonita en una nota, en una puerta, en el espejo, el salpicadero del coche o la
mesa de la cocina. Sonreír mucho.
Los mejores regalos no están en las tiendas”.
Articulo
escrito por Guille Viglione en la columna “Plaza de Gipuzkoa” del DIARIO VASCO,
el 22-12-2013.
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