12 mar 2016

LAS BATALLAS DEL ABUELO (7): Primer día de escuela


Al llegar a cierta edad, rebobinar la cinta de los recuerdos para echar la vista atrás es algo que cuesta mucho en múltiples ocasiones. Sin embargo, hay otras que afloran en cualquier momento sin tener que hacer un esfuerzo de la memoria; y a una de ésas me voy a remitir.


Todo el mundo tiene recuerdos de la escuela: mejores, peores, alegres, inolvidables, quizás alguno amargo, entrañables, imborrables…, pero estoy casi seguro que  prácticamente casi nadie tiene el recuerdo concreto y exacto de lo que hizo en su primer día de escuela. Yo sí.


Tenía 5 años, y aunque en aquel entonces con esa edad todavía la escolaridad no era obligatoria, empecé a la escuela. No era una de las típicas escuelas nacionales de principios de los 60, sino una escuela de las que hoy denominaríamos “privada”.

En realidad se trataba de una maestra que daba clases en su casa/piso a un grupo de alumnos de todas las edades (*).

Tengo las imágenes en la retina: mi madre me acompaña hasta la casa de la Señorita Miqueli, en un tercer piso, que desde la calle supone un quinto, me deja a cargo de la maestra que me lleva a la clase llena de pupitres y de chavalería –en realidad una habitación  que da a la plaza de la iglesia del barrio, enfrente a mi casa- , me sienta en la primera fila y me deja un lápiz al lado de una hoja de papel en la que hay escrita una fila de ceros, Os, círculos, redondeles… que me dice debo copiar (ejercicio de motricidad fina, que diríamos en la actualidad).


Ahí que me puse a ello de la mejor manera posible, pero a medida que pasaba el tiempo mi afán de imitar lo mejor posible aquellos signos iba diluyéndose y, poco a poco, el tamaño de la grafía iba aumentando de tamaño hasta acabar rellenando la hoja con no más de cuatro o cinco Os en la última línea.
Cuando la maestra vio el resultado de mi primer trabajo escolar, se sonrió y me echó una pequeña regañina, pero… 

¡Cosas de niños!


(*) En otra nueva entrada hablaré de las particularidades de la escuela de la Señorita Miqueli.

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