23 mar 2020

IMSERSORONAVIRUS


Como todos los años desde que me jubilé, había cogido uno de los viajes de vacaciones con el Imserso para este invierno, concretamente a La Manga del Mar Menor en Murcia, entre el 10 y el 19 de marzo.

Pero… llegó el coronavirus, y con él todas las medidas que se han tenido que tomar para evitar su expansión, alguna de las cuales nos afectaron directamente.

La suspensión de todos los viajes del Imserso nos pilló llegando e instalándonos en el hotel tras un viaje sin incidencias. Las nuevas noticias, todos los rumores y el principio de las restricciones nos fueron rodeando los primeros días, sin que los agentes de Mundiplan que gestionaban nuestra estancia nos diesen ninguna información, ya que decían que sabían lo mismo que nosotros.

Los primeros tres días de estancia en el hotel fueron “normales”. Teníamos todos los servicios, podíamos salir a la calle, hacer compras, caminar por la zona y fotografiarla, e incluso se celebraron un par de excursiones, de esas que ofertan in situ la agencia (nosotros hicimos una).

El viernes 13 de marzo fue cuando se desencadenó el caos. Hacia las siete de la tarde apareció un agente de Mundiplan para avisar al grupo de Barcelona que al día siguiente a las ocho de la mañana, se los iban a llevar de vuelta en autobús cuando, en realidad, la tenían programada para el siguiente lunes.

Aproveché para preguntarle por nuestra situación y lo único que me dijo en ese momento fue que la prioridad de la agencia era devolver a todos a sus orígenes lo antes posible, y que entre el domingo y el lunes iban a vaciar el hotel.

Pero ya,ya. Esa misma noche, a las once y media, nos llaman por teléfono a la habitación para decirnos que, a las nueve y media de la mañana siguiente, sábado,  nos van a devolver a Donosti en autobús, cuando todavía nos faltaban seis días para la fecha de regreso.

Ahí comenzaron las aventuras y desventuras: hacer las maletas de prisa y corriendo, madrugón para poder desayunar, y recogida de picnic (todos sabemos como son) para un viaje de 12 horas en autobús por el recorrido más largo posible (creo que seguramente para evitar los pagos de las autopistas de peaje).

Nos dejaron en la estación de autobuses de Donostia, con lo cual tuvimos que coger un taxi para volver y Zarautz, y ¡además!, como yo había dejado el coche en el aeropuerto de Loiu (Bizkaia) -que es de donde salió el vuelo de inicio del viaje-, el domingo por la mañana, con todos los temores del mundo -ya que se  había restringido la movilidad de los particulares-, me tuve que ir en el bus de línea al aeropuerto a buscar mi coche.

Ahora encerrados en casa sólo nos queda esperar que, puesto que el Gobierno ha dicho que por las cancelaciones se reintegrarán los pagos realizados al Imserso, Mundiplan nos envíe algún comunicado que nos indique cómo y cuando se va a realizar dicha devolución.

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