En mis marchas diarias, con la cámara de fotos encima, me suelo ir encontrando con cosas y objetos que me llaman la atención.
Una de ellas es el amontonamiento de las sillas que, a la espera de ser montadas en las terrazas a las que irán al cabo de un rato, o que se refugian, recogidas, a cubierto de la lluvia o de las inclemencias del tiempo, esperan en un rincón.
Por sus colores, formas y agrupamientos me suelen dar pie a sacar fotografías que, para mí, parecen tener un "algo" y por ello me suelo animar disparar la cámara.
Es cierto que se trata de objetos sin pretensiones, vulgares se podría decir, pero que, a mi ojo fotográfico, animan a retratar.
Así, poco a poco, me voy haciendo con un fichero de fotografías de sillas que, quizás para otros ojos no valgan nada, pero que para mí me resultan "molonas".
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