La técnica y la visión de negocio puestas al servicio del consumidor avanzan a una velocidad que, haciendo un símil, no respeta las normas mínimas de seguridad vial. Por eso en estas fiestas hemos podido encontrarnos con las uvas de la suerte para Noche Vieja envasasdas de mil y una formas distintas: las hay en bolsas, en paquetitos de celofán, en copas de cava de cristal o de plástico, en bandejas individuales, enlatadas con piel sin pipas o ya peladas... y naturales, claro!
En casa nos declinamos por estas últimas: naturales y en racimo. Además este año he tenido suerte y he conseguido unos racimos de granos pequeños y muy dulces, ya que siempre es conveniente controlar el tamaño para la hora de la ingesta, a fin de evitar ahogos, atragantamientos o evitar que la deglucción final no coincida con lo que sería la vigesimoquinta campanada.
De todas formas, me ha surgido una duda: ¿la suerte que deparan las uvas para el Año Nuevo 2008 no será proporcional al tamaño de los granos, verdad?
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