CONCIERTOS EN DIRECTO y DVDs

Me gusta la música. Mucho. Desde que tengo uso de razón. Algunos de mi recuerdos más lejanos están unidos a ella: la compra, incluso antes de tener tocadiscos, allá por los siete años o así, de mi primer single de 45 r.p.m. “La muerte tenía un precio”, o mi primer LP de Los Bravos (discos que atesoro en mi colección), el primer equipo estéreo en casa, las tiendas de discos en las que podías pasarte horas oyendo y probando todo lo nuevo que salía al mercado en unos grandes cascos para irte después con los dientes largos porque no tenías dinero para comprarlos...

Desde entonces he oido de todo: jazz, clásica, española, rock, étnica, experimental, heavy, reagge, pop, disco, punk..., y mis gustos musicales se han ido desarrollando y ampliando, si bien tengo mis preferencias como todo el mundo, y aunque hay músicas que me gustan mucho (rock sinfónico, el heavy metal) no soy el típico fan de un grupo o artista, o de ésos que se cierran a escuchar lo nuevo que el día a día (y la industria) musical va generando.

En general la música la he oido siempre “enlatada”, en formato vinilo, en cassette o en CD, pero los músicos, los artistas, además de grabar su música dan conciertos en directo para presentarla al público; conciertos que se convierten en verdaderos espectáculos de luz y sonido.

Durante más de 30 años he intentado asistir a los conciertos. Desde el primero al que asistí, el de GENESIS en el Velódromo donostiarra, hasta la fecha ha llovido mucho y he visto/oido muchas cosas si bien no tantas como hubiera querido. Recuerdo especialmente mi primera escapada fuera de Gipuzkoa, a Bilbao, para ver a URIAH HEEP (mis heavys de toda la vida), a TRIANA en las Ventas de Madrid, a PINK FLOYD y su magnificiencia en el estadio de Anoeta, el sonido sucio de METALLICA en Zaragoza, el horno asfixiante del Razzmatazz barcelonés para ver a YES, el descubrimiento de MUSE en Barakaldo, el megamontaje de los ROLLINGS STONES en Donostia o los fuegos y llamas de RAMMSTEIN (me encantan!)..., muchos polideportivos rodeado de camisetas negras de los heavys y muchas plazas de pueblo.

Conciertos en directo que cada vez se prodigan más y a los que por muchas circustancias (económicas, de accesibilidad, de localización, de fechas y/o calendario, familiares...) es imposible acudir.

La solución: el DVD. Ya, ya sé que no es lo mismo, que se pierde la vidilla del directo y todo lo que le acompaña, pero también tiene sus ventajas: además de superar los incoveniente antes planteados te evita colas, empujones, chaparrones, incomodidades (que uno ya está “un poco mayor” para semejantes trotes), el sonido es muchísimo mejor y puedes ver de cerca de los músicos (nunca he sido de los de estar en el “mogollón” de las primeras filas). Además la oferta existente es enorme y se va ampliando continuamente. Para mí una buena opción: el DVD de conciertos en directo.
Cuando pueda, en directo, si no, en DVD, y a disfrutar con la música!