A eso del mediodía, casi por casualidad, de refilón, me llamó la atención ver un pedazo de arco iris invertido (ya que generalmente no andamos con la vista fija en el cielo) cuando el tiempo era bueno y sin el menor rastro de lluvia. Levanté la mirada y entonces sí que pude observar completo el fenómeno atmosférico del halo solar. ¡La primera vez en mi vida! Se lo hice notar a mi mujer e hija y estuvimos un rato viéndo el espectáculo. ¡Curioso de verdad!
Algo semejante, el halo lunar si que lo he observado en cantidad de ocasiones, siempre acompañado por nubes, pero este fenómeno de halo solar –por lo que he podido leer- es bastante raro, y se da en unas circunstancias atmósféricas muy concretas: cristales de hielo en nubes muy altas (cirros,cirroestratos) que forman una fina capa transparente y que refractan la luz solar provocando un anillo de colores alrededor del sol (el equivalente a la refracción que se produce por la lluvia en el arco iris).
O sea que en lugar del típico recuerdo de la isla, en esta ocasión nos hemos traido el recuerdo de algo sumamente original: la visión de un halo solar!
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