Aún guardo en la memoria recuerdos de mis años de niñez en los que veo el reparto diario de la leche fresca a domicilio, a la lechera que nos venía a casa con su gran marmita de metal y su cazo de medida, llamando a la puerta para servirnos la leche del día, aquella que había que hervir vigilándola para que no “se escapase” y vertiera sobre la económica o los quemadores de la nueva cocina de butano.
Luego, por motivos de salubridad, o económicos tal vez, comenzó la venta de la leche, ya tratada, en botella y en bolsa de plástico hasta que el invento del brik se impuso extensivamente.
Actualmente la variedad de leches es enorme: además de entera, semidesnatada y desnatada nos encontramos con leches con aditivos como calcio, vitaminas, omega 3…, en incluso con imitaciones, sucedáneos lácteos procedentes de vegetales como la soja.
La última novedad es la vuelta a los orígenes, es decir, volver a vender la leche del día directamente al consumidor, pero, eso sí, ya previamente pasteurizada.
Esto es lo que están llevando a cabo unos cuantos ganaderos de pequeñas explotaciones que, viendo que con lo poco que pagan las centrales lecheras están llegando al límite, se han animado a venderla directamente a los clientes como un medio de hacer frente a la crisis. Para ello han creado unos puestos expendedores automáticos de leche del día pasteurizada.
En Gipuzkoa hasta ahora son pocos los lugares en los que los han instalado, estando uno de ellos aquí en Zarautz, enfrente de mi casa. Por ahora parece que la respuesta ciudadana es buena, ya que además de la calidad de la leche y su frescura, el precio está bien: 1 euro el litro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario