El
Museo Guggenhein de Bilbao será con toda probabilidad el edificio más
fotografiado de todo el País Vasco. Sin embargo hay otro edificio que, sin
llegar a los niveles de celebridad del
citado museo, sirve de referencia a una cantidad ingente de fotografías.
Se
trata del edificio del Hotel-Restaurante de Karlos Arguiñano en Zarautz, a
donde acuden en peregrinación multitud de personas atraídas por la popularidad
mediática del famoso cocinero (yo suelo a comparar con cierta ironía el
restaurante de Arguiñano con otros centros de peregrinación mundiales tales
como La Meca, el
Ganges o Jerusalén, ya que a modo local mueve tanta o más gente que ellos).
Resulta
casi increíble ver la cantidad de personas que, a nivel particular o en
excursiones colectivas, se acercan por allí y se dedican a sacar y sacar
fotografías individuales o en grupo con el restaurante de fondo.
Seguramente en su interior lo que mueve a estas personan a llegar hasta ahí es una cierta esperanza de ver al famoso cocinero en persona (algo no muy difícil de conseguir, ya que es un habitual paseante por la zona) y fotografiarse con él.
Seguramente en su interior lo que mueve a estas personan a llegar hasta ahí es una cierta esperanza de ver al famoso cocinero en persona (algo no muy difícil de conseguir, ya que es un habitual paseante por la zona) y fotografiarse con él.
Por si
esto fuera poco, resulta que ahora hay un nuevo motivo para sacar la cámara
fotográfica: se ha colocado una escultura de bronce de Karlos a tamaño original
junto a la entrada a las cocinas del restaurante, que además de ser muy
realista en una de sus poses particulares, parece invitar a acercarse y darle
un saludo. Ni que decir tiene que el éxito que está teniendo la escultura es
espectacular.
O sea
que, si no es posible fotografiarse en persona con Karlos Arguiñano, ahora ya
puede uno hacerlo con su sosias escultórico.
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