22 dic 2012

CALENDARIOS

La Navidad, dada la cercanía del cambio de año es, entre otras cosas, época de calendarios.

Calendarios de ésos en lo que lo primero solemos mirar es como coinciden las fiestas y los puentes del año venidero…

Calendarios de los que nos regalaban con un mismo formato, cambiando únicamente la ilustración del mismo, todos los establecimientos del barrio, la tienda de ultramarinos, la carnicería, la pescadería, la peluquería y otros pequeños comercios, y que permitían hacer su agosto particular en pleno invierno a la pequeña imprenta del pueblo…

Calendarios de aquellos que las entidades bancarias repartían a sus clientes en varios formatos, desde el tamaño poster, el de pared, el de sobremesa, el de bolsillo, y que en la actualidad cada vez se ven menos debido a tanto cajero automático y banca on line, que hace que no pisemos una sucursal bancaria ni para pedir un préstamo…

Calendarios de bolsillo que los chavales coleccionábamos cual naipes de baraja, y en los que muchos de ellos llevaban los números no premiados de las cestas de Navidad que muchos bares sorteaban entre su clientela…

Calendarios sexis en los que, a pesar de la censura católico-franquista, al fondo de los talleres de reparación de vehículos, podíamos ver a bellezas deslumbrantes ligeras de ropa y enseñando partes de su agraciada anatomía femenina…

Calendarios que nos regalaba gratuitamente el periódico de toda la vida, no como ahora que hay que canjearlos por un vale relleno con los cupones que ha ido publicando a lo largo de toda una semana…

Calendarios que cuelgan de nuestras cocinas y en los que vamos anotando de diversos modos multitud de referencias, avisos, recordatorios, fechas señaladas…

Calendarios que hoja a hoja van desgranando el fluir de nuestra existencia…

Calendarios…

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