15 dic 2012

CONTROL DE ALCOHOLEMIA

Si me lo llegan a contar por terceras personas me hubiese costado creerlo, pero como quien me lo contaba era una de las protagonistas de la historia, no pude más que aceptarla y mostrar mi asombro. 

Relato de lo sucedido:
Un domingo, hacia las siete de la mañana, el hijo de la narradora volvía en bicicleta del cercano pueblo de Getaria después de pasar la noche en las fiestas del mismo. Tras cuatro kilómetros de pedaleo, al llegar al centro de Zarautz, allí donde la N-634 se convierte en la Avenida de Navarra, una patrulla de la Ertzantza le hace pararse y le somete a la prueba de alcoholemia siendo ésta positiva.
Resultado: retención de la bicicleta y llamada a casa para que se hagan cargo del hijo y de la multa que le corresponde, ¡500 €!


Si es que no se andan con chiquitas, una multa semejante a la de un conductor de camión o coche que circule por la autopista, a un menor de edad que iba en bicicleta por una calle del pueblo. Verlo para creerlo. Que además, digo yo, no sobrepasaría por mucho los niveles permitidos; si no a ver quién anda en bicicleta durante tantos kilómetros. Pues eso, control de alcoholemia y multa. Y todo por ir por la carretera, que si llega a haber ido por la acera para casa –como circula la mayoría de la gente en este pueblo- no le hubiese pasado nada.

Ya solo me falta oír que el control de alcoholemia se lo aplican también a los peatones que crucen la carretera. ¡Al tiempo! 

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