4 ene 2013

CARTA A LOS REYES MAGOS

Con esto de del Olentzero y del Papa Noel que nos han adelantado los regalos navideños, amén de otras variantes como “amigos invisibles” y zarandajas por el estilo, el espíritu navideño que imbuía la escritura de las cartas a los Reyes Magos ha quedado postergado.

La ilusión que poníamos todos los críos para pedirnos detalladamente aquellos juguetes que habíamos visto en los escaparates de las jugueterías – y no en catálogos coloristas como con los que nos llenan los buzones-, y escribir con nuestra mejor letra y sin borrones la carta a nuestro rey favorito diciéndole lo buenos que habíamos sido y lo bien que nos habíamos portado durante todo el año, es algo que se va perdiendo.

Es cierto que todavía ahora se organizan en muchos sitios recogida de cartas, generalmente el “bizarzuri” (otra americanada más disfrazada de euskaldun) e incluso los centros comerciales cuentan con reyes de pega y papas noeles para que  los niños pequeños acompañados de sus padres, tras hacer su correspondiente cola puedan entregar su carta en mano, y de paso llevarse algún caramelillo, pero salvo excepciones no se suele ver el brillo de la ilusión en los ojos de los niños, sino más bien una mirada de susto ante el personaje disfrazado.

¡Ay! las cartas a los Reyes Magos, o al Olentzero, … para qué escribir a mano, donde esté un SMS, un e-mail o un washapp,  que se quite todo lo demás, que para algo los críos de hoy en día son nativos digitales.

Aunque, eso sí -quizás influidos por el reflejo de las pantallas- sin el mismo brillo en la mirada.


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