3 nov 2013

PUZZLES

Hay ocasiones en las que la lectura de un artículo en un periódico o revista hace que se levante la tapa del baúl de mis recuerdos, y reviva momentos  de aficiones que tengo guardadas, relegadas y un poco olvidadas en un rincón de mi cabeza y de  mi casa.


Esta vez ha sido un artículo del DV sobre la celebración del Campeonato de Europa de Puzzles en Bélgica, que se ha celebrado este fin de semana pasado, el que me ha hecho mentalmente  volver la vista atrás y revivir por unos momentos una época que ya tengo archivada –en el aspecto físico- en el altillo de un armario:
La época de los puzzles.


Los puzzles de piezas de cartón (porque hay de otras muchas clases –que también tengo- aunque no me voy a poner ahora a describirlos) me han gustado desde niño. Sin embargo, tuve una temporada en particular -hará ya unos treinta años, más o menos- en la que durante un par de años o así, me dio por dedicarme casi de una manera exclusiva entre mis aficiones, a resolver puzzles de tamaños variados, desde los más sencillos de 500 piezas hasta los de 1500, pasando por los de 750 y 1000 piezas.


En general, los que completan un puzzle, sobre todo si es de muchas piezas, lo suelen enmarcar o, por lo menos, lo suelen fijar con una cola especial que viene en las cajas para que no se deshagan.
Yo no.
Yo todavía los tengo guardados en sus cajas. Porque (y quizás represente una curiosidad o excentricidad) después de completar cada puzzle, les daba la vuelta con toda mi santa paciencia para que no se desmontasen,  y una vez vueltos del revés, me dedicaba a rotular todas las piezas con un sistema cartesiano (A-1, A-2, A-3...) para que quien quisiera pudiera, si se animase a ello, completarlo siguiendo el sistema de coordenadas por mí establecido; además, servía de prueba fehaciente de que el puzzle había sido completado.


Aquella época de fervor por los puzzles pasó, pero aun hoy en día sigo con ellos; no hay ocasión que se me resista si en la escuela pillo a algún niño o niña resolviendo algún puzzle para poner alguna pieza. Incluso, ocasionalmente, en Internet, caigo en la tentación de resolver puzzles on-line. No es lo mismo, pero…


Una de las técnicas más corrientes en la resolución de los puzzles es clasificar las piezas por el borde y por el color antes de empezar a completarlos.
Cuando los colores desaparecen o son muy semejantes en su tonalidad, la dificultad para resolverlos aumenta. Dejo aquí un puzzle progresivo para quien quiera animarse a pasar un rato entretenido (¡aviso que puede ser adictivo!)


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