Esta vez me tocaba a mi estar delante de la cámara y no detrás como de costumbre y ¡hay que verme!
Guapo,
guapo, lo que se dice guapo, no me han sacado. Además, como no he podido poner
mi lado bueno y ha tenido que ser de frente, la cara de torta que se me suele
poner queda bien reflejada. ¡Y hasta me han cortado las orejas!
De
todas formas, sin el más mínimo retoque de PhotoShop me han eliminado de un
plumazo las arrugas de la frente, las ojeras, las pequeñas cicatrices de la
cara y la papada que comienza a asomar por debajo de la mandíbula, y que en la toma
me recuerda la de Depredator. Eso sí,
por el contrario, no se aprecian mis bonitos ojos azules, por lo que pierde
mucho.
Menos
mal que el resultado no es para poner en el carnet de identidad, ni para
cambiar la foto del perfil de las cuentas de Google o de Facebook (habría que
tener muy buen ojo clínico para reconocerme, jeje) sino que cumple con su misión
de ayudar al diagnóstico de lo que me está causando una prolongada congestión
nasal: posible sinusitis. ¡O sea!
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