El tiempo. Esa cuarta dimensión tan desconocida en general y que tanto configura e incide en nuestra realidad.Un tiempo que cuenta con una capacidad relativa que pueden hacer que, de una manera subjetiva lo que son unos pocos segundos nos puedan parecer una eternidad, sobre todo si estamos en una actitud de espera por algo, o , por el contrario, si estamos realizando una actividad muy satisfactoria, hace que los horas discurran como unos simples minutos.
Sin embargo también posee una cualidad objetiva que permite que sea medido con diversos aparatos que el hombre ha ido perfeccionando a lo largo de su existencia y que nos deja llevarlo controlado y atado a la muñeca en forma de reloj.Un tiempo que no tiene vuelta atrás, que se consume, se agota y que sólo nos permite enfocarlo mirándolo hacia el futuro.
El tiempo, en principio infinito, pero que tiene un origen y un final. Un tiempo que comenzó a contar momentos antes del estallido del Big Bang que formó nuestro universo y que terminará cuando éste implosione y se reduzca a la nada.
Un tiempo que se nos acaba pero que ha durado toda una vida y lo que nos queda de ella.
Tiempo para hablar del tiempo. Para perderlo inconscientemente o a conciencia; para vivirlo plenamente.
Tiempo.
EL TIEMPO DEL UNIVERSO DESDE EL BIG BANG
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