¡Cuántas
leguas de camino hemos recorrido acompañando a los Reyes Magos hasta llegar a
Belén!
A
escala, unos cuantos miles de kilómetros, supongo. Y eso, sin pisar suelo judío
ni viniendo del lejano oriente.
Porque,
a ver quién de los que se acercan a este blog es capaz de negar que en sus tiempos infantiles, cuando
todavía existía la costumbre de poner el Nacimiento en todas nuestras casas, no se
dedicaba a mover poco a poco, día a día, las figuritas de los Reyes Magos y sus
pajes, acercándolas al Portal a medida que se iba acercando la fecha en la que
esperábamos los regalos que nos iban a traen sus majestades.
Eso en
leguas, que en kilómetros, también unos cuantos y ésos si que a pie, siguiendo
la Cabalgata para coger los caramelos que iban echando por el camino.
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