Un
antiguo chiste decía que los meteorólogos tenían una media del 50 % de aciertos
en sus predicciones del tiempo ya que acertaban al 100 % cuando comentaban el
tiempo que había hecho y fallaban siempre en la previsión del que iba a hacer
(no como yo, que acierto siempre al decir irónicamente que “si mañana no llueve, hará bueno”).
En la
realidad ha pasado algo parecido, puesto que la última semana nos han estado
anunciando precipitaciones de nieve a nivel de costa en toda Gipuzkoa -incluso
en el periódico DV se llegó a afirmar que la capa de nieve podría llegar a los
10 cm-, pero a la hora de la verdad todo
se ha quedado en un bluf.
Es
cierto que el viernes nevó un poco y llegó a cuajar, pero en un par de horas la
nieve había desaparecido de calles, coches, tejados y jardines.
Si la
credibilidad en las predicciones queda en menoscabo visto lo que ha sucedido,
peor aún si además van acompañadas de alertas oficiales. Toda la semana hemos
estado en alerta naranja por nieve y
frío con lo que ello conlleva (ver cuadro), si bien se ha podido comprobar que
no era para tanto.
Yo creo
que últimamente se está abusando a la hora de emitir alertas de todos los
colores y por toda clase de fenómenos; está bien que las autoridades quieran
curarse en salud y avisar a la población sobre posibles riesgos, pero tantas
alertas, y emitiéndolas tan a menudo, para luego constatarse a posteriori que
las alertas eran exageradas para lo que en realidad sucede, están por crear un
efecto de “cuento de ¡que viene el lobo!”
que al final hará que la gente pase de avisos y alertas con el consiguiente
peligro en caso de que se cumplan –por una vez- las previsiones.
Estamos
en pleno invierno, o sea que lo lógico es que haga frío, que llueva y que
nieve. Y la gente lo sabe. Las autoridades…? |
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Dos imágenes de Zarautz tras las "grandes nevadas" que se esperaban esta semana.
(Fotos: Lorentxo Portularrume)
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