Todos
sabemos que el entrenamiento es una parte fundamental para el rendimiento de
los deportistas. No hace falta ser un atleta o un futbolista de élite para
tener un plan de entrenamientos si se quieras estar a punto y en forma.
Pero
esto no sólo en el plano deportivo. También se podría –debería- aplicar al
resto de las profesiones.
Es
cierto que en la mayoría de ellas una vez logrado superar el proceso
aprender-practicar-ejecutar no existe una necesidad implícita de continuar
mejorando continuamente: no me veo a un carnicero, por ejemplo, haciendo
prácticas diarias para mejorar el corte de un solomillo, o a un barrendero
estudiando nuevas técnicas para agarrar una escoba.
Pero hay algunas profesiones en las que la puesta a punto y el estar actualizado es completamente necesaria, ya que están en juego vidas humanas.
Me
estoy refiriendo en concreto a los bomberos y a los miembros de los servicios
de socorrismo y salvamento (Cruz Roja, DYA…).
Aquí,
en Zarautz, paso a diario junto al cuartel de bomberos y prácticamente todas
las semanas me encuentro un par de días con que están realizando en la
explanada de sus instalaciones algún simulacro de prueba (corte de troncos con
sierra, utilización de escalas mecánicas, descerrajamientos de vehículos, extinción
de fuegos de diferentes clases con espumas, agua…) que les ayude a estar a
punto para lo que pueda suceder en cualquier momento.
Otros a
los que suelo ver de vez en cuando es a los miembros de la Cruz Roja del mar.
Suelen andar entrando y saliendo del pequeño puerto del pueblo, maniobrando
para coger práctica de cara a intervenciones marítimas tanto en la playa como
en la costa circundante.
Y es
que, viéndoles, me dan seguridad y respeto.
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