7 mar 2021

LAS BATALLAS DEL ABUELO (19) Las triperas del Matadero

En vísperas del Día de la Mujer Trabajadora que mejor homenaje que recordar a un grupo de mujeres que durante muchos años realizaron un trabajo ciertamente desagradable en mi opinión: las triperas del Matadero.

Las triperas del Matadero de Rentería (hoy Errenteria)) era un grupo de cuatro mujeres al cargo de la señora Juanita, mi amona, quien en realidad desempeñaba ese papel más por antigüedad que por otra cosa, ya que a nivel laboral tenía la misma categoría que las demás.

La señora Juanita viuda desde muy joven entró a trabajar en el Matadero a principios de la década de los 30. Con dos hijos, vivía en Ondartxo a escasos 150 metros de su puesto de trabajo en la tripería.

La segunda tripera era la Paula. Gallega y también viuda, vivía en Alaberga de arriba, desde su casa se veía el puerto de Pasajes, desde el cual había partido su marido pescador y al cual no volvió. Era una mujer con un carácter algo taciturno, bastante callada y trabajadora.

La Ángeles, soltera o más bien neskazaharra, alegre, de lengua suelta, capaz de rivalizar con los matarifes del matadero a todos los niveles, tenía un gran corazón y se pasaba el día cantando. Vivía con su madre al final de la calle Santa Clara.

La Carmen, “la gorda”, fácil de adivinar el por qué del apodo, era la única casada con familia, dos hijas. Vivía también en Ondartxo, en la calle Vázquez Mella (hoy Astigarraga kalea) y su casa se veía desde la cocina de la amona. Era la única que no trabajaba a tiempo completo, sino a algo que hoy llamaríamos fijo-discontinuo o similar ya que dependía de las temporadas de alto trabajo en el matadero.

Estas cuatro mujeres, las triperas, enfundadas en sus batas de mahón azul marino, con un gran delantal de plástico hasta los tobillos, botas katiuskas de goma hasta la rodilla, guantes hasta el codo, armadas de cuchillos y rascadores, eran las que realizaban la ingrata y desagradable labor de la tripería.

En una gran sala totalmente alicatada en blanco, con tres de las paredes recorridas por enormes fregaderos, y en el centro con una gran cuba en la que se hervían todas las vísceras y casquerías de los animales sacrificados en el matadero, las triperas se dedicaban a su trabajo: arrascar y limpiar las tripas, intestinos, y demás vísceras para que quedasen aptos para el consumo humano en forma de callos, pieles/tripas para embutidos, preparar las pieles para curtir…. Un trabajo en realidad duro, desagradable y quizás ciertamente repugnante –por lo menos visto desde los ojos del niño que era yo era entonces-, pero un trabajo y ¡realizado por mujeres!

La señora Juanita se jubiló de la tripería del Matadero con setenta años en 1.970 celebrándose un homenaje en el restaurante Panier Fleuri.

A partir de ahí perdí el contacto con la vida y actividades del Matadero de Rentería.

Notas:
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He respetado el uso del artículo “la” aplicado a los nombres propios por ser el que utilizaban entre ellas en aquella época.
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Todas las descripciones y el relato están en base a mi memoria infantil de entonces y a mi ya cascada memoria actual por lo que son subjetivas y pueden no corresponderse totalmente con la realidad objetiva.

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