Bien que hace honor a su sobrenombre de “isla bonita” esta preciosa isla canaria en la que hemos estado una semanita de vacaciones.
Lástima no tener más tiempo para conocerla mejor, ya que aunque hemos podido recorrerla en coche durante tres días he vuelto con la impresión de que nos queda mucho por ver, sobre todo a pie, puesto que para hacer senderismo es una isla ideal. Todo se andará.
Desde los barrancos verdes del norte, pasando por la sin par Caldera de Taburiente y los altos del Roque de los Muchachos con sus incomparables vistas, hasta el sur con sus conos volcánicos, la isla de La Palma concentra en una sola toda la variedad de las demás islas canarias. Realmente bonita y agradable. Un único pero: la gran cantidad de curvas, subidas y bajadas de sus carreteras y pistas.
Si a sus paisajes agregamos su gastronomía con sus quesos de cabra ahumados o la vieja a la brasa, sin olvidar el mojo palmero, más suave que el de las islas vecinas, y sus vinos blancos, entre ensalada y ensalada, ¡qué más se puede pedir!
Además se nota que el gran turismo todavía no la ha invadido, por lo que no hay masificaciones en sus dos pequeños centros turísticos. En el nuestro, en Los Cancajos, a tres kilómetros y medio de la capital Santa Cruz y a tiro de piedra del aeropuerto, la tranquilidad era asombrosa.
La Palma, “ la isla bonita”, un lugar para conocer y al que volver cuando se pueda.
Dejo un popurrí de fotos de las muchas que he sacado durante estas vacaciones.
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