Hacía bastante tiempo que tenía noticia de este movimiento internacional que fomenta la lectura y el dejar que los libros se “muevan” libremente para que los potenciales lectores puedan tener acceso a ellos, pero no me había animado a poner en marcha dicho proyecto. Hasta hoy.
Ayer mismo me di de alta en BookCrossing, registré un libro -de esos que ya empiezan a ocupar demasiado sitio en mi biblioteca, y que en casa, aparte de mí, no va a leer nadie-, edité una etiqueta para él y lo preparé para que empezara su viaje.
Esta mañana, cuando he ido a caminar, como casi todos los días, lo he cogido debajo del brazo y me lo he llevado para dejarlo, aplicando los términos de BookCrossing, “abandonado en la jungla” de Zarautz, concretamente en el Malecón.
Como había mucha gente en esos momentos, he sentido una sensación un tanto extraña, como la de estar haciendo algo a escondidas; he disimulado el gesto evitando que alguien se fijase en mí a la hora de dejar el libro, como si estuviera realizando un acto delictivo, cuando en realidad era algo muy simple: dejar un libro sobre un banco para el que lo encontrara se lo pudiera llevar para leer, y he continuado mi marcha.
Próximamente, poco a poco, iré liberando otros de los muchos libros que llenan las estanterías de mi biblioteca. Creo que puede ser algo adictivo y estimulante. Ya veremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario