16 mar 2013

NOCHE AUSTRAL


Me encanta mirar las estrellas.


Desde que era un chaval he sentido admiración por el cielo nocturno; la miríada de puntos luminosos de distintos tamaños y colores que forman la noche estrellada siempre me ha atraído de forma especial.

Quise saber más acerca de ellas y de las figuras que forman en el cielo y por ello tuve una temporada que me dio por estudiarlas y me hice con abundantes textos, libros y bibliografía. Entonces aprendí muchas cosas de esos puntitos de luz que vemos sobre nuestras cabezas, que no siempre son estrellas, sino que también pueden ser planetas, galaxias y otros cuerpos celestes, e incluso aprendí a distinguir algunas constelaciones.
Pero siempre he tenido un problema que se ha ido agudizando con el paso del tiempo, y que es el de la contaminación lumínica. Desde nuestros pueblos –y no digo ya desde las grandes ciudades- la iluminación nocturna de nuestras calles y edificios hace que cada vez sea más difícil ver las estrellas por el reflejo de la luz en la atmósfera. Por ello procuro aprovechar los pocos viajes que hago a otros lugares para intentar acceder a sitios naturales o de poca contaminación lumínica para poder ver mis queridas estrellas.


¡Ah! Y un deseo que no sé si podré ver cumplido alguna vez: contemplar el cielo estrellado de la noche austral, allá por abajo del ecuador terrestre, en donde la configuración de estrellas y constelaciones es completamente distinta a la que vemos desde nuestro hemisferio.


Me tendré que conformar con verlas en fotos y en algunos vídeos como los que acompañan al post.


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