Todas
las personas, a lo largo de su vida, se van haciendo con diversos objetos que
con el paso del tiempo llegan a constituirse en auténticas colecciones. En mi
caso concreto, uno de esos objetos son los
relojes.
Al
empezar a fotografiar los relojes que tengo en casa para acompañar gráficamente
este post, me he quedado verdaderamente asombrado de la cantidad de los mismos
que tengo guardados, puesto que nunca me había parado a contarlos, si bien es
cierto que, aproximadamente la mitad no están operativos; con ello quiero decir
que no funcionan por falta de mantenimiento (están con las pilas agotadas, ya
que su recambio supone un gran coste anual).
¿Y te
pones todos?, podría preguntar alguien. Pues sí, sería mi respuesta.
Semanalmente voy cambiando de modelo, rotándolos de una manera más o menos
regular, aunque uno tiene sus propias preferencias y tiendo a ponerme unos
relojes más que otros.
¡Ah! Y
una puntualización: me gusta llevarlos en punto, si es posible hasta el
segundo. Para conseguirlo utilizo como referencia las señales horarias que dan
en las emisoras de radio, sincronizadas con los estamentos oficiales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario