En la
actualidad la figura del Olentzero
ha quedado reducida al personaje entrañable del carbonero que vive en los
bosques y que, en la noche de Nochebuena, baja del monte a traer regalos a
niños que han sido buenos y dejar carbón a los que se han portado mal.
Sin
embargo sus orígenes se remontan muy atrás en el tiempo, enraizándose en las
celebraciones ancestrales del solsticio de invierno y comienzo del nuevo año.
La
localización inicial del mito del Olentzero en el País Vasco se fija en un área
que linda el este de Gipuzkoa y el norte de Navarra (zona de abundantes monumentos
megalíticos) y parece que se remonta a las prácticas y ritos simbólicos que se realizaban en Europa en los tiempos
del Neolítico.
Desde
entonces la historia del mito se ha ido trasmitiendo de forma oral y es por
ello que varíe según los distintos lugares en los que se recoja.
Así en
algunos pueblos del norte de Navarra Olentzero era un personaje desagradable,
que tenia 366 ojos y que se quemaba al fin del solsticio de invierno. En otros
se asociaba a una figura grotesca con la que se salía a cantar y a pedir
viandas y alimentos por los caseríos de la zona, y que finalmente acababa
también pasto de las llamas purificadoras.
Posteriormente,
la llegada del cristianismo y su adaptación de las celebraciones paganas al
rito católico hizo que se produjera un cambio en la interpretación del
Olentzero. Así de anunciar la llegada del inicio del nuevo ciclo solar, pasó a
anunciar el nacimiento de Jesús. Es por ello que en la canción tradicional que
narra la historia del mito, donde dice “Jesús”
debería decir (o decía)“Eki” (el sol), pero ya es algo
impensable debido al arraigo popular de la misma.
CANCIÓN TRADICIONAL DEL OLENTZERO
Olentzero joan zaigu mendira lanera intentzioarekin ikatz egitera. Aditu duanian, Jesus jaio dala laisterka etorri da, berri ematea. |
Olentzero se ha ido
al monte a trabajar
con la intención
de hacer carbón.
Cuando ha oído
que ha nacido Jesús ha venido corriendo
a dar la noticia.
|
La
tradición del Olentzero se mantuvo reducida en su localización hasta que en los
años 70 sufrió un fuerte impulso desde las fuerzas políticas vascas, tanto
desde las más radicales que lo asociaron inicialmente a movimientos pro aministia,
como de las más tradicionales que lo reivindicaron como un símbolo euskaldun de
la Navidad, y se extendió a todos los rincones y poblaciones del País Vasco hasta
convertirse en lo que es hoy en día: un sustituto de los Reyes Magos en las
fiestas de Navidad.
Olentzero,
sol, fuego, tradición y cánticos populares. Un largo viaje desde el solsticio
de invierno hasta la ilusión infantil de los regalos de Nochebuena.
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