19 oct 2014

LA GUERRA ETERNA


En nuestro planeta Tierra, sin que prácticamente nos demos cuenta, se está lidiando desde tiempos inmemorables una guerra entra el Mar y la tierra. Una guerra sorda en la que el poder de erosión de las aguas hace que la tierra retroceda a expensas del ataque de las olas.


En esta guerra los seres humanos hemos tomado parte, y nos hemos puesto al lado de la tierra, ya que en ella realizamos la mayor parte de nuestras actividades, y así hemos reforzado barreras contra las aguas por medio de puertos, diques, malecones, carreteras costeras, escolleras…


Pero da igual, en el fondo todos sabemos que vamos a seguir librando batallas en nuestra guerra contra el Mar y que llevamos siempre las de perder.


En Zarautz la última de estas grandes batallas tuvo lugar en marzo, cuando un gran temporal se abatió contra nuestra localidad, destrozando el puerto, el Malecón y los establecimientos hosteleros que en él se encuentran, el paseo marítimo hacia Getaria, y se llevó todas las dunas costeras junto a la zona del golf y el camino que las atravesaba, así como cantidades ingentes de arena de la playa (ver blog).


Tras este embate, en el que resultó ganador el Mar, nos hemos dedicado a curar y restaurar las heridas producidas, pero se puede decir que ya se ha logrado. Han quedado cicatrices, pero era y es inevitable.


Poco a poco se han ido arreglando todos los destrozos producidos por el Mar, empezando por las cafeterías, y siguiendo por el suelo del Malecón, el nuevo puerto, los centenares de metros de nuevo vallado y pretiles del camino a Getaria, el arreglo de las esculturas del paseo, incluso el aporte de millones de metros cúbicos de arena traídos para recuperar la playa…


Lo último ha sido el camino que trascurre sobre las dunas y el golf. Las dunas han sido una de las víctimas de la batalla, ya que no se pueden reponer de manera natural; habrá que esperar y ver si con el tiempo se regeneran, pero se trata de un proceso muy largo. Sin embargo el camino que las atravesaba ha sido renovado “comiéndose”, eso sí, un gran trozo de las superficie dunar del golf. Y es de reconocer que ha quedado muy bonito.


Acabamos de lamernos las heridas y curarlas en gran medida. ¡Ah! Pero no tenemos que olvidar que la guerra continúa.

Mientras, seguiremos esperando el próximo ataque…

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