En
algunas lenguas, como en el español, el género está perfectamente definido, por
lo que solamente con una palabra podemos deducir el género de la persona a la
que nos referimos; entre Mario-María o Manuel-Manuela no caben ambigüedades. Sin
embargo, si comenzamos a ver nombres en otros idiomas ya pueden empezar a
surgir las dudas.
Últimamente
esto nos pasa muy a menudo en la escuela a los maestros; es muy común recibir el
listado de los alumnos de una clase a principios de curso, y encontrarnos con
nombres como Nouhaila o Qi Xiu, de procedencia árabe, china, subsahariana… que,
de entrada, no nos indican si son niños o niñas, por lo que tenemos que esperar
a encontrarnos físicamente con ellos en persona, para saber qué es lo que son.
Además,
si nos movemos en un ámbito euskaldun el tema puede a llegar a rizar el rizo.
En
euskera el género no existe, por lo que incluso los nombres de persona pueden
llegar a ser ambiguos o utilizarse indistintamente para hombres y mujeres. Por
tradición muchos nombres tienen concomitancias con el género de las personas, y
ya se sabe que un Mikel es un chico, o una Itziar es chica, pero hay cantidad
de nombres, llamémosles “nuevos”, que incluso para los de aquí resultan
confusos.
Una
anécdota personal:
Hace
unos treinta años, cuando tras muchos de prohibición por fin se pudieron inscribir
en el Registro Civil nombres euskaldunes para los niños y niñas, las familias
se pusieron a ello, y ¡cómo!
En
aquel tiempo yo estaba de tutor de preescolar de 4 años, y en una clase
paralela había una criatura llamada ZUHAR
a la que yo tenía por niño (pelo
corto a lo garçon, ropa de chandal y petos de pantalones, sin pendientes en las
orejas, con trato de igual a igual con el resto de los niños y niñas…).
En el
recreo nos juntábamos en el patio todas las clases y un día, en esto que nos
viene Zuhar y, dirigiéndose a su profesora le suelta: “Andereño, pixa!”
(Señorita, pis!). “Tira, ba, segi komunera!” (¡Ala! vete al baño!), le contesta
la profesora. Allá que se va corriendo, pero el apuro debía ser grave ya que a
medio camino se baja los pantalones, se agacha y se pone a orinar al modo
chica. ¡Zuhar era niña!
Hoy en día Zuhar es ya toda una mujer y una artista multidisciplinar, cuyo nombre, por lo menos a nivel del pueblo, no suscita ninguna controversia de género. En otros lugares... ¡a saber!
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