28 feb 2015

CIRCO

Hace casi 20 años desde la última vez que fui a ver el circo y durante este tiempo tengo constancia de que las cosas han ido cambiando en ese mundo tan particular.

Quizás la principal ha sido la desaparición de los números con animales. Aquellas jaulas con leones y tigres saltando a chasquidos de látigo, los caballos girando alrededor de la pista de un lado para otro, los chimpancés subiéndose a los espectadores de las sillas de pista, perros saltarines disfrazados… todo eso ha quedado relegado a la memoria de los espectadores más antiguos del circo primigenio.

El circo, hoy en día, es ya otra cosa, y se va adaptando y adecuando a los nuevos tiempos y a los lugares en los que tiene que actuar. Un ejemplo:

Estos días tenemos el Circo Italiano instalado en Zarautz, un modelo de adecuación al contexto en el que se mueve y a la nueva realidad circundante.

Teniendo en cuenta que, aunque las actuaciones cirquenses tienen un lenguaje universal que no necesita de palabras (malabaristas, trapecistas, acróbatas…) para ser entendidas,  no pasa lo mismo con sus presentaciones, y que además en este pueblo se enfrentan a un público mayormente euskaldun, este circo hace las presentaciones de las actuaciones en euskera. En esta ocasión son grabadas, ya que el payaso que las relataba en directo no ha podido acudir este año, pero el hecho es que la lengua de comunicación con los niños y niñas de Zarautz desde el circo es en euskera.

Por otro lado señalar que toda la publicidad que han desplegado en el pueblo y en la zona está únicamente y exclusivamente redactada en euskera, con lo que el acercamiento al público vasco es más directo.

Y, ¡como no!, con la opción de conectarse online para comprar las entradas a través de su página web en Internet.


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