21 mar 2015

CREMAS Y POTINGUES

Desde tiempo inmemorial la cosmética, los afeites, las cremas y el cuidado de la piel y de la cara han estado en general ligados al género femenino, si bien siempre ha habido un pequeño porcentaje masculino que se ha sumado, desde una perspectiva un tanto “reservada” a dichos menesteres.

Actualmente, o mejor dicho, de un tiempo a esta parte, el número de varones que se han incorporado al cuidado y tratamiento de la piel ha aumentado de manera exponencial. No hay más que ver el espacio que se dedica en perfumerías, hipermercados y grandes centros comerciales a la cosmética masculina, cada vez más en boga.

Sin embargo, los hay que, como yo, lejos de la estética perseguida por los nuevos jóvenes varones de nuestro tiempo, nos vemos obligados por  necesidad a recurrir a este tipo de productos, debido a enfermedades de la piel.

Padezco desde hace muchos años una dermatitis atópica que se encuentra especialmente focalizada en la cara y el cuero cabelludo, y que se manifiesta en forma de rojeces, descamaciones, agrietamientos y escarificaciones con un resecamiento generalizado de la piel. Así pues, y por consejo de la dermatóloga, mi vida es un estar inmerso en el mundo de las cremas.

Empiezo el día con el after shave, sin alcohol, por supuesto, después del afeitado. Sigo con la crema hidratante, a medio día/primera hora de la tarde me toca la anticancerígena –para ir previniendo, (que todo llegará)-, y por la noche para terminar otra hidratante y reafirmante.

¡Ah!, y todo esto sin olvidar que, según mi dermatóloga, yo no puedo salir a la calle sin haberme dado la crema solar protectora factor 50+, incluso en días nublados, ya que mi tez blanca bajo la luz solar es propensa a potenciar todos mis problemas dermatológicos (en esto no le hago mucho caso puesto que solo me la doy cuando hace sol).

Y para rematar, el champú, que también es especial; un compuesto a base de breas que mitiga el exceso de dermatitis seborreica del cuero cabelludo.

En este tema lo que más rabia me da es que todos estos productos, necesarios para hacer frente a una enfermedad cutánea, no están incluidos en las prestaciones de la Seguridad Social ya que los consideran como algo cosmético y no como algo curativo, por lo que hay que pagarlo aparte.

Y, la puntilla …! es que cuestan un pastón!

 Mis cremas diarias

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