Desde
tiempo inmemorial la cosmética, los afeites, las cremas y el cuidado de la piel
y de la cara han estado en general ligados al género femenino, si bien siempre
ha habido un pequeño porcentaje masculino que se ha sumado, desde una
perspectiva un tanto “reservada” a dichos menesteres.
Actualmente,
o mejor dicho, de un tiempo a esta parte, el número de varones que se han
incorporado al cuidado y tratamiento de la piel ha aumentado de manera
exponencial. No hay más que ver el espacio que se dedica en perfumerías, hipermercados
y grandes centros comerciales a la cosmética masculina, cada vez más en boga.
Sin
embargo, los hay que, como yo, lejos de la estética perseguida por los nuevos jóvenes varones de nuestro tiempo,
nos vemos obligados por necesidad a
recurrir a este tipo de productos, debido a enfermedades de la piel.
Padezco
desde hace muchos años una dermatitis atópica que se encuentra
especialmente focalizada en la cara y el cuero cabelludo, y que se manifiesta
en forma de rojeces, descamaciones, agrietamientos y escarificaciones con un
resecamiento generalizado de la piel. Así pues, y por consejo de la
dermatóloga, mi vida es un estar inmerso en el mundo de las cremas.
Empiezo
el día con el after shave, sin alcohol, por supuesto, después del afeitado.
Sigo con la crema hidratante, a medio día/primera hora de la tarde me toca
la anticancerígena
–para ir previniendo, (que todo llegará)-, y por la noche para terminar otra hidratante
y reafirmante.
¡Ah!, y
todo esto sin olvidar que, según mi dermatóloga, yo no puedo salir a la calle
sin haberme dado la crema solar protectora factor 50+, incluso en días nublados, ya
que mi tez blanca bajo la luz solar es propensa a potenciar todos mis problemas
dermatológicos (en esto no le hago mucho caso puesto que solo me la doy cuando
hace sol).
Y para
rematar, el champú, que también es especial; un compuesto a base de breas
que mitiga el exceso de dermatitis seborreica del cuero cabelludo.
En este
tema lo que más rabia me da es que todos estos productos, necesarios para hacer
frente a una enfermedad cutánea, no están incluidos en las prestaciones de la
Seguridad Social ya que los consideran como algo cosmético y no como algo
curativo, por lo que hay que pagarlo aparte.
Y, la puntilla …! es que cuestan un pastón!
Mis cremas diarias
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