Desde
que la humanidad se asentó en poblaciones hemos estado acompañados de animales,
algunos cobijados por nosotros mismos, pero otros en estado de completa
libertad.
Muchos
de ellos han resultado ser dañinos y perjudiciales (insectos, roedores…) y aún
hoy en día los seguimos combatiendo, pero otros no nos han perjudicado,
simplemente han vivido en comunidad con los seres humanos.
Quizás
el grupo más importante de ellos han sido las aves; multitud de especies que,
sin llegar a ser domésticas, si que son en realidad “urbanas” y para las que la
ciudad o el pueblo constituye su hábitat natural.
La
diversidad de aves urbanas varía con las
zonas, aunque hay algunas que son extensivas a todas ellas, como podría ser el
caso de los gorriones. Otras son más
específicas como las quasi plagas que suponen, por ejemplo, las cotorras en Barcelona o las palomas
en Zaragoza.
Aquí en
Zarautz, en la costa gipuzkoana, tenemos también nuestras aves urbanas, algunas
aparecen de vez en cuando como las gaviotas
(que también representan una quasi
plaga mientras están en nuestros tejados), pero otras las tenemos ya afincadas
en nuestras calles, arbolados y jardines durante todo el año.
El gorrión es el ave más abundante, si
bien últimamente me da la sensación de que su número ha descendido bastante
significativamente.
No pasa lo mismo con los mirlos, que, además de ser cada vez más numerosos, ahora te los encuentras en cualquier lugar, a todas horas y sin ningún tipo de vergüenza ni temor, con un descaro que…¡bueno!
No pasa lo mismo con los mirlos, que, además de ser cada vez más numerosos, ahora te los encuentras en cualquier lugar, a todas horas y sin ningún tipo de vergüenza ni temor, con un descaro que…¡bueno!
Otra
especie que me ha llamado la atención últimamente ha sido la de los petirrojos. Hasta no hace mucho se podía
ver alguno que otro, ocasionalmente, en las zonas verdes del pueblo limítrofes
con la campiña, pero ahora es bastante corriente verlos en los jardines,
aunque, eso sí, continúan con su proverbial timidez y temor hacia las personas.
Tenemos
también otras muchas especies dependiendo de la temporada: golondrinas, patos, jilgueros, garcetas, colirrojos, vencejos…
incluso una vez he llegado a ver un martín
pescador.
Creo
que a nivel ornitológico no nos podemos quejar en el pueblo.
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