6 ago 2016

SURFING ZARAUTZ



Una de las cosas más o menos relevantes que tiene el vivir en un pueblo costero con playa, sobre todo si éste tiene cierto nombre a nivel mundial en el circuito surfero, es precisamente ésa:  la convivencia cotidiana entre el surf y los usuarios de la playa –léase bañistas, paseantes, gente de playa-.


Uno no es que sea particularmente aficionado a este deporte aunque en la familia contemos con algún miembro destacado en el mismo (Andy Crière, campeón de Francia y de muchos campeonatos y pruebas a nivel mundial), pero es consciente de la importancia que tiene en muchos niveles para nuestro pueblo.


Es así que, llegando el verano, el número de surfers sube a cotas inimaginables, debido sobre todo al boom que están teniendo las escuelas de surf, no sólo las locales, sino también las que vienen del extranjero (inglesas, australianas) que utilizan como base de operaciones el camping de Zarautz, reservandose un lugar exclusivo para montar las tiendas y todas sus demás instalaciones y parafernalia, y que aprovechan esta temporada para impartir sus clases a todos los aficionados.


He estado haciendo un somero recuento, y he contado hasta nueve escuelas de surf, llamémoslas oficiales puesto que creo que hay alguna más pirata, que utiliza la playa para dar clases de iniciación y afianzamiento aunque no se haya registrado en el Ayuntamiento.


Y es que, dado la gran afluencia de surfers y de escuelas de surf en la playa de Zarautz, el Ayuntamiento ha tenido que tomar cartas en el asunto: por una parte ha regulado las condiciones de impartición de clases (nº de alumnos por monitor), ha creado horarios de utilización y ha concretado zonas específicas para el uso exclusivo de los surfers ( y supongo que también les habrá cobrado sus buenas cotas e impuestos, ¡que para ello bien fino que es!).


Esto ha dado lugar a algún que otro rifi-rafe entre los usuarios normales de la playa y los bañistas con los surfers, sobre todo teniendo en cuenta que para el control y vigilancia de las zonas no hay un personal municipal específico de vigilancia, descargando toda la responsabilidad de la vigilancia en el personal de la Cruz Roja y sus socorristas.

De todas formas hay que reconocer que el surf y Zarautz van unidos, por lo que la convivencia entre ambos va a tener que seguir siendo realmente necesaria.

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