30 abr 2017

ATENTADOS (in)CULTURALES

Ya he comentado en alguna otra ocasión como hay comportamientos humanos que hacen que me altere y me saquen de quicio (ver por ejemplo: contaminación del paisaje).


De verdad que no entiendo cómo puede haber individuos a los que les de igual donde dejar su impronta, bien sea por medio de sprays, rotuladores o lo que se les tercie pero que pinte, con tal de poner su firma o su huella. Y más si esto lo realizan sobre monumentos y bienes culturales de toda la Humanidad.


Creo que deben que tener un serio problema mental de afirmación de identidad, que les impulsa a autoidentificarse, aunque en realidad no haya nadie que los reconozca, pero en fin… El resultado final es que nos podemos encontrar con pseudo firmas, pintadas, frases y grafismos que sólo tienen sentido para el que las ha realizado, aunque, eso sí, nos hayan fastidiado a los demás con su realización (aquí en Zarautz tenemos algún ejemplo vívido de ello (ver foto inferior).


O sea que esta semana, cuando he visto un artículo en el que se comentaba la expulsión de cuatro turistas de Cusco (Perú) por realizar graffitis en un muro del centro histórico de la localidad, la sonrisa me ha aflorado a la cara y he pensado: “¡A ver si cunde el ejemplo!”.


La verdad es que estos turistas han tenido suerte porque la jueza ha interpretado que las pintadas no habían afectado gravemente al patrimonio cultural, aunque produjeron un impacto visual, por lo que les condenó a limpiar lo que habían ensuciado antes de ser expulsados del país y con la prohibición de entrada al mismo durante quince años.
 
Cusco (Perú) Pintada y limpieza de la misma por los infractores por orden de la jueza. 
Y digo suerte porque, en Perú, se puede sancionar hasta con ocho años de cárcel a quien atente o dañe el patrimonio cultural o histórico del país. Es decir que si hubiesen llegado a realizar sus graffitis en las murallas incas de Cusco, y no en una pared del centro -como es el caso-, es posible que estos turistas hubiesen acabado en prisión.

Seguro que aquí no pasaría lo mismo y los infractores se irían de rositas.

  Claro ejemplo de problema mental de autoafirmación del autor de la pintada.

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