Estoy
convencido de que si preguntáramos a la gente sobre el origen de las setas y
los hongos, la mayoría, a botepronto, haría referencia al bosque, al monte y sitios
con muchos árboles, hojarasca, humedad…
Si les
damos más tiempo para pensar, tal vez se orienten también hacia los prados;
incluso –pensando en las setas cultivadas como champiñones o setas de cardo-
quizás apunten a cuevas y lugares oscuros, pero me jugaría cualquier cosa a que
nadie respondería que las setas pueden brotar en los jardines de las calles de
cualquier pueblo.
Pero es
que es así.
En las
fotos que acompañan esta entrada se pueden ver setas que he podido ir fotografiando
en los jardines que rodean mi casa en un radio de unos 200 metros
aproximadamente. Jardines totalmente urbanos, de esos en los que se recorta regularmente
el césped con máquinas, por los que transitan animales domésticos para hacer
sus necesidades, de los que están rodeados de aceras, bidegorris (carriles
bici) y carreteras, jardines en los que los niños recogen pequeñas florecillas…
Y en los que de vez en cuando se asoman tímidamente ¡las setas!
Muchas
veces he podido fotografiarlas antes de que, por la incultura popular de muchas
personas, la gente las pisotee y aplaste como si se tratase de setas venenosas
asesinas que fuesen a lanzarse al cuello de los paseantes, o de que algún
viandante conocedor de las especies micológicas, viendo que las setas de los
jardín son comestibles, arrample con ellas.
Como se
puede comprobar la variedad de setas urbanas es grande, aunque los lugares en
los que aparecen son, más o menos, siempre los mismos; hay en especial un álamo
blanco en el que regularmente aparecen las llamadas setas de chopo formando grupos muy bonitos en su base alrededor del
tronco.
Cualquiera
lo diría, pero sí, en los jardines también nacen las setas, incluso en macetas
de balcón y tiestos caseros, pero de eso hablaremos otro día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario