Ahora que nos hemos librado de las gaviotas, la fauna ornitológica urbana en Zarautz ha quedado reducida a los gorriones y a unos pocos ejemplares de mirlos y petirrojos; estacionalmente los aviones, vencejos y golondrinas se suman a las aves residentes habituales.
Este año, sin embargo, debido a las bajas temperaturas que se han dado en primavera por todo el litoral cantábrico, todas estas aves migratorias han sufrido un dramático descenso en su número, sobre todo por coincidir la época de cría con la falta de insectos, su fuente de alimentación, por el frío. A día de hoy es difícil ver alguna golondrina por los cielos del pueblo.
Pero me estoy desviando. Lo que quería es comentar algo que me llamó fuertemente la atención: ver un par de jilgueros, aves nada urbanas, entre los árboles y arbustos de los jardines a los lados de la N-634 que pasa por el centro de Zarautz.
La pareja de jilgueros realizaba unos vuelos que me recordaron los cortejos de apareamiento de los gorriones. Quizás ya tenían el nido preparado y lo único que les faltaba era algún que otro huevo del que nacer sus polluelos: nuevos jilgueros urbanitas.
Me hizo ilusión.