El
espacio es algo que ha llamado especialmente la atención desde muy joven por
todo lo que conlleva y supone. Desde nuestro cercano Sistema Solar con sus planetas,
satélites, asteroides, cometas y demás, hasta las más lejanas galaxias y nebulosas,
pasando por agujeros negros y polvo interestelar, amén de todas las
exploraciones que el ser humano está llevando a cabo para conocer mejor el
universo que nos rodea y en el que estamos inmersos, digo, todo ello ha sido, y
es todavía, un referente entre los temas que me atraen y apasionan.

Los
eclipses de todo tipo, solares o lunares, son los que sigo con mayor
frecuencia, dependiendo, eso sí, de las condiciones meteorológicas de la zona
en la que vivo que generalmente suelen ser bastantes desfavorables por
nubosidades y lluvias.
Otros
fenómenos como lluvias de estrellas o cometas ocasionales me resultan de más
difícil observación debido a la polución lumínica que soporta mi pueblo y
alrededores.
Sin
embargo, de vez en cuando, puedo tener “observaciones espaciales” puntuales sin
ningún tipo de pegas, como por ejemplo la alineación de Júpiter y Venus que se
dio el verano pasado y que pude seguir durantes tres o cuatro noches desde
Mallorca.
Esta
semana estoy siguiendo el paso de la Estación Espacial Internacional que
se está produciendo sobre nuestro espacio aéreo y por el momento ya la he visto
en tres ocasiones desde el domingo pasado. En realidad no es más que un pequeño punto brillante que se mueve a gran velocidad y que destaca sobre el fondo del firmamento, desde luego nada parecido a lo de la foto que acompaña al post, pero es que todas estas "observaciones espaciales" para los aficionados de a pie como yo no dan más de sí.
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